Durante el bienio 2022-2023 se documentó un promedio de ocho ataques por día a la educación, para sumar un total de 6000. Según la agencia de la ONU para la educación, más de 10.000 estudiantes y educadores habrían sido víctimas de esas embestidas
En el periodo 2022-2023 se registraron más de 6000 ataques a la educación, un aumento del 20% con respecto a los dos años anteriores, informó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Con motivo del Día Internacional para Proteger la Educación de Ataques, conmemorado cada 9 de septiembre, la UNESCO sonó la alarma sobre el resurgimiento mundial de esas agresiones y expresó preocupación por el creciente impacto de los conflictos en la educación.
Los 6000 ataques en cuestión suponen una media de ocho ataques por día y se cree que más de 10.000 estudiantes y educadores han sido víctimas.
Además de estos ataques, un estudio de la Coalición Mundial para Proteger la Educación contra los Ataques -de la que UNESCO es parte-, denunció mil casos de uso militar de establecimientos educativos.
Los países en conflicto son los más afectados
Si bien los embates contra la educación afectan a todas las regiones del mundo, son mucho más frecuentes en países afectados por conflictos armados, como los de Medio Oriente –Gaza en particular-, Myanmar, la República Democrática del Congo, Sudán, Ucrania y Yemen.
La UNESCO brinda apoyo psicosocial a estudiantes y docentes que enfrentan fenómenos violentos, particularmente en Palestina, Sudán y Ucrania.
Para garantizar la continuidad del aprendizaje cuando una escuela está cerrada por razones de seguridad, la agencia de la ONU también ofrece soluciones alternativas como la educación a distancia y la formación de profesores en pedagogía digital, además de que facilita la producción y difusión de contenidos educativos a través de los medios de comunicación.
La UNESCO llamó a todas las partes involucradas en conflictos a cumplir con la Resolución 2601 del Consejo de Seguridad de la ONU e instó a todos los Estados a implementar las recomendaciones de la Declaración sobre Escuelas Seguras para prevenir los ataques.
La mitad de los niños refugiados no va a la escuela
Por su parte, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) destacó que casi la mitad de los 14,8 millones de niños refugiados en edad escolar todavía no están en la escuela, a pesar de que se han logrado avances «notables» en su educación y escolarización.
Los datos de 65 países que acogen refugiados analizados muestran que alrededor de 7,2 millones de niños refugiados no tienen acceso a la educación debido a una multitud de factores, incluida la inseguridad, la falta de políticas educativas inclusivas, las limitaciones de capacidad y las barreras lingüísticas, que ponen en peligro la prosperidad futura de los jóvenes y los privan de la oportunidad de realizar su potencial.
Cinco años después del lanzamiento por parte de ACNUR de la Estrategia 2030 para la educación de los refugiados, las tasas brutas promedio de matriculación de refugiados para el año escolar 2022-23 se situaron en el 37% en preescolar, 65 % en primaria y 42% en secundaria.
La tasa global de inscripción de refugiados en la educación superior, donde las barreras incluyen altas tasas de matrícula y una falta de conectividad confiable, no ha cambiado desde el estudio del año pasado, a medio camino para alcanzar la meta del 15% para 2030.
A pesar del aumento de la población mundial de refugiados en edad de educación superior en 2023, esta cifra se mantuvo en el 7% debido a un aumento real en el número de refugiados matriculados en educación superior de casi 50.000 personas.
La educación salva vidas
“La educación puede salvar vidas. La educación se asocia con una menor probabilidad de embarazo adolescente y matrimonio precoz, lo que brinda a las niñas la oportunidad de forjar su propio destino. Para los niños, más años de educación se traducen en una menor probabilidad de comportamientos riesgosos y, por tanto, menos violencia y victimización”, afirmó Filippo Grandi, Alto Comisionado de ACNUR.
El informe mostró también que persisten las disparidades de género en el acceso a la educación para los refugiados.
A pesar de estos obstáculos, se han logrado avances prometedores en los últimos cinco años, y el acceso a la educación de los refugiados se ha ampliado en algunos países de acogida clave. Además, aunque pocos refugiados toman los exámenes nacionales, las tasas de aprobación siguen siendo altas y en ocasiones incluso superan los promedios nacionales.
Entre los factores que contribuyen a este progreso, ACNUR citó el compromiso continuo de las partes interesadas del gobierno y la educación, al igual que la expansión de programas emblemáticos como la Iniciativa alemana Albert Einstein para los refugiados universitarios.
ACNUR pidió a los Estados de acogida, gobiernos, donantes y socios que continúen y aceleren la cooperación internacional sostenible y las asociaciones innovadoras para satisfacer las necesidades educativas de los refugiados para 2030.