Ahora que nos encontramos inmersos en una pandemia como el coronavirus, es importante recordar la importancia que tuvieron los científicos como Louis Pasteur que, con sus descubrimientos, salvaron a gran parte de la humanidad de una muerte segura
Como consecuencia del COVID-19, hemos considerado importante conocer un poco más sobre grandes científicos como Louis Pasteur (Dole, Francia, 1822 – Marnes-la.Coquette, 1895) microbiólogo y pionero de la medicina moderna que realizó grandes descubrimientos para la humanidad y, que ahora, que nos encontramos inmersos en una pandemia de proporciones desconocidas, hace que tengamos esperanza y la suficiente paciencia para comprender que tenemos a nuestro alrededor a muchos científicos que están trabajando contra reloj para solucionar las infecciones del coronavirus a través de una vacuna eficiente y adecuada.
Louis Pasteur pasó a la historia por sus grandes descubrimientos científicos en el campo de la química y de la microbiología, especialmente. Además, realizó importantes contribuciones en el terreno de las vacunas.
Gracias a los avances de Pasteur en microbiología surgieron los antibióticos, la esterilización clínica y, en 1857 demostró que las infecciones están relacionadas con los microorganismos, que se pueden cultivar y, por tanto, ser estudiados, además en 1880, demostró que es posible protegerse de las enfermedades infecciosas mediante la inyección de principios atenuados. De esa forma se desarrolló la primera vacuna contra la rabia.
El investigador descubrió que los gérmenes pueden pasar a través del aire y, que en el medio adecuado son un caldo de cultivo favorable para pasarse de una persona a otra, siendo los microbios los que aceleran la putrefacción del caldo de cultivo. Demostró que la comida se pudría debido a la contaminación de los microbios que estaban en el aire.
El sentido esencial de lavarse las manos siempre, pero, sobre todo, con motivo de no contagiar el coronavirus viene por el hallazgo que descubrió Pasteur de que los doctores no se lavaban las manos cuando atendían a distintos pacientes, pudiendo curar a una persona que tenia una enfermedad y, después atender a otro con una patología completamente distinta y, todo ello sin lavarse las manos. Pero los descubrimientos científicos de Louis Pasteur cambiaron todo esto.
Por ejemplo, el científico descubrió los gérmenes que viven en la leche que provoca que se dañe, inventando el proceso de pasteurización el cual mata esos gérmenes calentando la leche a cierta temperatura y, como consecuencia, los gérmenes se destruyen y la leche dura mucho más tiempo.
Asimismo, Pasteur sabía que los microbios eran los causantes de innumerables enfermedades y publicó una tesis al descubrir porque muchos pacientes morían después de ser operados, ya que cerca del cincuenta por ciento habían muerto de tétanos, septicemia o gangrena después de haber salido en perfectas condiciones de una operación quirúrgica, por lo que se empezó a estudiar un método para descubrir los microbios antes de la operación.
Pasteur descubrió los mecanismos de transmisión de la pebrina, una enfermedad que afecta a los gusanos de seda y amenazaba con hundir la industria en Francia. Estudió el problema y logró determinar que la afección estaba directamente relacionada con la presencia de unos que aparecían en la puesta efectuada por las hembras contaminadas. Como consecuencia de sus trabajos, enunció la llamada teoría germinal de las enfermedades, según la cual éstas se deben a la penetración en el cuerpo humano de microorganismos patógenos.
Del mismo modo, realizó experimentos para conseguir que el vino no se agriase y, después de muchas pruebas descubrió que el método más eficaz era aplicar calor al vino, pero, destruir solo los microbios patógenos manteniendo vivas las bacterias de fermentación del vino tenía muy difícil solución, pero descubrió la temperatura más adecuada para eliminar los microbios patógenos sin destruir las levaduras que era entre cincuenta y sesenta grados centígrados, por lo que los hongos patógenos mueren y las levaduras siguen vivas, siendo esencial limpiar muy bien los barriles de vino y todos los utensilios que se utilicen.
Como consecuencia de todos estos descubrimientos quedó muy claro que todo el instrumental quirúrgico debía ser estilizado antes de cada operación para evitar contagios al enfermo.
Pasteur también ayudo al mundo de los animales inventando vacunas para prevenir el ántrax, el cólera y la rabia en los animales. Sus investigaciones lo llevaron al desarrollo de una medicina para curar a personas que fueron mordidas por un animal infectado con rabia.
Cuando se descubrió el microscopio electrónico fue cuando se comenzaron a identificar los virus.
En 1865 Pasteur descubrió los mecanismos de transmisión de la pebrina, una enfermedad que afecta a los gusanos de seda y amenazaba con hundir la industria francesa. Estudió en profundidad el problema y logró determinar que la afección estaba directamente relacionada con la presencia de unos corpúsculos –descritos ya por el italiano Cornaglia – que aparecían en la puesta efectuada por las hembras contaminadas. Como consecuencia de sus trabajos, enunció la llamada teoría germinal de las enfermedades, según la cual éstas se deben a la penetración en el cuerpo humano de microorganismos patógenos.
Breve historial
Es nombrado profesor en la ciudad de Dijon y posteriormente, en la ciudad de Estrasburgo, de 1848 a 1853. Desde esta época comienza a interesarse en la fermentación. Se casa el 29 de mayo de 1849 con Marie Laurent, hija del Rector de la universidad de Estrasburgo, con quien tendrá cinco hijos, sin embargo, tres de ellos fallecieron de pequeños como consecuencia del tifus, y sólo dos de ellos (Jean-Baptiste y Marie-Luise) llegaron a la vida adulta.
En 1854, se convierte en profesor de química y en decano de la facultad de ciencias de la ciudad de Lille.
Posteriormente fue nombrado administrador encargado de la dirección de estudios en la Escuela normal superior, cargo que ocupará durante diez años. Entre tanto, es elegido miembro de la Academia de las ciencias en la sección de mineralogía. Cuando deja su cargo de administrador en 1867, le otorgan una cátedra en la Sorbona al igual que la dirección de un laboratorio de química fisiológica en la Escuela normal superior. Es elegido miembro de la academia de medicina en 1873. Dos años más tarde, de conformidad con la ley del 3 de agosto de 1875, la Asamblea nacional le concede una pensión por sus servicios prestados, lo que le permite consagrarse aún más a la investigación.
Su muerte se produjo el 28 de setiembre de 1895, como consecuencia de una parada cardiorrespiratoria. A día de hoy su legado sigue vivo, transmitiéndose su conocimiento en escuelas, universidades, institutos, centros de investigación, etc.