Dos hombres puestos a prueba por la vida descubren el verdadero sentido del coraje y la lealtad. El héroe discreto es la nueva novela de Mario Vargas Llosa
El Premio Nobel de Literatura ha presentado hoy su último libro en Casa de América de Madrid. Con él, vuelve a Perú, y lo hace de la mano de algunos personajes nuevos y otros que le acompañan provenientes de sus antiguas novelas. «Me pasa una cosa curiosa con mis propios personajes. Algunos no desaparecen con las historias, ellos quedan en la memoria», explica el propio autor.
Mario Vargas Llosa asegura que «esta novela se ha gestado como todas las ficciones» que escribe, «a partir de ciertas experiencias personales». «En muchos casos la imaginación, la fantasía, necesita trabajar sobre recuerdos, sobre lo vivido», admite el escritor peruano. Dos personajes que, como reza la promoción de la obra, «puestos a prueba por la vida descubren el verdadero sentido del coraje y la lealtad».
«Apenas empecé a trabajar en esta historia surgió la idea de enriquecerla con otra historia, un contraste anecdótico», explica el autor mientras confiesa que desde que escribió su primera historia siempre ha sentido «esa especie de posibilidad de que se conviertan en laberintos».
«Siempre es para mí más difícil terminar una novela que empezarla. Encontrar el momento de ponerle un fin», asegura. Al igual que afirma que uno de los dos protagonistas, Felícito Yanaqué, «es un personaje inventado, pero es un personaje que no es insólito en el Perú de hoy».
El héroe discreto (Alfaguara) narra la historia paralela de dos personajes. El ordenado y entrañable Felicito Yanaqué, un pequeño empresario de Piura, que es extorsionado; y de Ismael Carrera, un exitoso hombre de negocios, dueño de una compañía seguradora en Lima, quien urde una sorpresiva venganza contra sus dos hijos holgazanes que quisieron verlo muerto.
A las preguntas de los periodistas, Vargas Llosa ha respondido que «uno de los temas de la novela es las consecuencias negativas que también tiene el desarrollo (…). El gran problema que enfrenta hoy en día América Latina es la corrupción. No sólo América Latina (…). En países que están luchando por alcanzar la modernidad son problemas neurálgicos que si no se destruyen pueden destruir». No en vano, el Nobel sostiene que «el narcotráfico es una industria enormemente poderosa desde el punto de vista económico. Crea un Estado paralelo».
Vargas Llosa advierte que otro tema de la novela «no es sólo la corrupción, el cinismo, sino la decencia«. Una decencia puesta en marcha, como en la vida real, «por héroes anónimos, que no llegan nunca a la primera plana y sus sacrificios no son recompensados».
Respecto al paso del tiempo, el autor bromea: «Veo la vejez con cierta preocupación… Creo que lo importante es vivir como si uno fuera inmortal«. «Para mí escribir anula completamente la preocupación por lo que puede ser la extinción, el final», añade. El escritor finaliza esta presentación con un deseo: «Desde hace unos años digo mucho que me gustaría morir escribiendo, con la pluma en la mano». Un deseo que se sustenta en una idea de la que está convencido: «La vida es esa cosa maravillosa que es porque existe la muerte. Tiene esa intensidad maravillosa porque algún día acaba».