Por fin y, después de innumerables voces que solicitaban que se preparase la candidatura para presentar la Zarzuela a Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, el Ministerio ha decidido iniciar expediente para tratar de potenciar y proteger la Zarzuela como género lírico. Además, el Teatro de la Zarzuela por ser de interés público debe seguir bajo el paraguas del INAEM
Por Juan Ignacio Vecino
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España (MECD) ha iniciado los trámites para declarar la Zarzuela Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, una iniciativa que forma parte de la estrategia política de potenciar y proteger el género de la Zarzuela.
El Ministerio considera que la Zarzuela es un patrimonio cultural de todos los españoles y con la declaración de Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial se le otorgará la máxima categoría de protección que puede otorgar el Estado. En el expediente de esta declaración se contemplará al Teatro de la Zarzuela como escenario esencial de referencia mundial para la difusión y transmisión de esta actividad a la ciudadanía.
El procedimiento que se seguirá se fundamenta en la Ley 10/2015, de 26 de mayo, para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, por la cual la Administración General del Estado tiene competencias para declarar un bien Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.
El experto Emilio Casares realiza el informe preliminar
Para iniciar el procedimiento se ha encargado la elaboración del informe preliminar al profesor Emilio Casares, catedrático de Musicología y el mayor experto reconocido en la materia.
Una vez se disponga de dicho informe, el Ministerio lo presentará en un primer momento de manera informal en la próxima reunión del Consejo del Patrimonio Histórico, órgano de coordinación entre la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas en materia del Patrimonio Cultural Español, que tendrá lugar el 11 de abril en Madrid.
Seguidamente la Comisión de Seguimiento del Plan Nacional de Patrimonio Inmaterial lo valorará y elevará al Consejo de Patrimonio Histórico para que en su siguiente reunión se formalice la candidatura, abriendo un periodo de información pública.
A continuación se abrirá un trámite de audiencia a las comunidades portadoras del bien, a los titulares de derechos reales sobre los bienes muebles e inmuebles asociados a la manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, y a las Administraciones autonómicas y locales del territorio en el que la manifestación tiene lugar.
El procedimiento culmina con la aprobación de la declaración por Real Decreto del Consejo de Ministros.
Desde la entrada en vigor de la Ley para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial en 2015, se han declarado por parte del Estados las siguientes Manifestaciones Representativas del Patrimonio Cultural Inmaterial: el Carnaval, la Semana Santa y la Trashumancia. Se espera que próximamente el Consejo de Ministros apruebe también las Tapas y la Cría y Doma del Caballo Español.
Patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO
El contenido de la expresión “patrimonio cultural” ha cambiado bastante en las últimas décadas, debido en parte a los instrumentos elaborados por la UNESCO. El patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional.
Pese a su fragilidad, el patrimonio cultural inmaterial es un importante factor del mantenimiento de la diversidad cultural frente a la creciente globalización. La comprensión del patrimonio cultural inmaterial de diferentes comunidades contribuye al diálogo entre culturas y promueve el respeto hacia otros modos de vida.
La importancia del patrimonio cultural inmaterial no estriba en la manifestación cultural en sí, sino en el acervo de conocimientos y técnicas que se transmiten de generación en generación. El valor social y económico de esta transmisión de conocimientos es pertinente para los grupos sociales tanto minoritarios como mayoritarios de un Estado, y reviste la misma importancia para los países en desarrollo que para los países desarrollados.
El patrimonio cultural inmaterial es:
- Tradicional, contemporáneo y viviente a un mismo tiempo: el patrimonio cultural inmaterial no solo incluye tradiciones heredadas del pasado, sino también usos rurales y urbanos contemporáneos característicos de diversos grupos culturales.
- Integrador: podemos compartir expresiones del patrimonio cultural inmaterial que son parecidas a las de otros. Tanto si son de la aldea vecina como si provienen de una ciudad en las antípodas o han sido adaptadas por pueblos que han emigrado a otra región, todas forman parte del patrimonio cultural inmaterial: se han transmitido de generación en generación, han evolucionado en respuesta a su entorno y contribuyen a infundirnos un sentimiento de identidad y continuidad, creando un vínculo entre el pasado y el futuro a través del presente. El patrimonio cultural inmaterial no se presta a preguntas sobre la pertenencia de un determinado uso a una cultura, sino que contribuye a la cohesión social fomentando un sentimiento de identidad y responsabilidad que ayuda a los individuos a sentirse miembros de una o varias comunidades y de la sociedad en general.
- Representativo: el patrimonio cultural inmaterial no se valora simplemente como un bien cultural, a título comparativo, por su exclusividad o valor excepcional. Florece en las comunidades y depende de aquéllos cuyos conocimientos de las tradiciones, técnicas y costumbres se transmiten al resto de la comunidad, de generación en generación, o a otras comunidades.
- Basado en la comunidad: el patrimonio cultural inmaterial sólo puede serlo si es reconocido como tal por las comunidades, grupos o individuos que lo crean, mantienen y transmiten. Sin este reconocimiento, nadie puede decidir por ellos que una expresión o un uso determinado forma parte de su patrimonio.
Artes del espectáculo (como la música tradicional, la danza y el teatro)
Las artes del espectáculo van desde la música vocal o instrumental, la danza y el teatro hasta la pantomima, la poesía cantada y otras formas de expresión. Abarcan numerosas expresiones culturales que reflejan la creatividad humana y que se encuentran también, en cierto grado, en otros muchos ámbitos del patrimonio cultural inmaterial.
La música es quizás el arte del espectáculo más universal y se da en todas las sociedades, a menudo como parte integrante de otros espectáculos y ámbitos del patrimonio cultural inmaterial, incluidos los rituales, los acontecimientos festivos y las tradiciones orales. Está presente en los contextos más variados, ya sean sagrados o profanos, clásicos o populares, y está estrechamente relacionada con el trabajo o el esparcimiento. También posee una dimensión política y económica: puede contar la historia de la comunidad, ensalzar a un personaje prominente o desempeñar un papel decisivo en algunas transacciones económicas. La música se interpreta en toda clase de ocasiones –bodas, funerales, ritos e iniciaciones, fiestas y diversiones de todo tipo– y cumple otras muchas funciones sociales.
La danza, aunque es muy compleja, se puede definir sencillamente como una serie de movimientos corporales sujetos a un orden y habitualmente acompañados de música. Aparte de su carácter físico, los movimientos rítmicos, pasos y ademanes de la danza suelen expresar un sentimiento o un estado de ánimo, o ilustrar un acontecimiento particular o un acto cotidiano, como ocurre con las danzas religiosas y las que representan episodios de caza y guerra, o la actividad sexual.
Las representaciones teatrales tradicionales suelen combinar la actuación teatral propiamente dicha, el canto, la danza y la música, el diálogo y la narración o la declamación, pero también pueden consistir en espectáculos de marionetas o pantomimas. Estas artes, sin embargo, son algo más que simples “representaciones” ante un público, ya que pueden desempeñar también un papel cultural o social muy importante, como las canciones acompañan las faenas agrícolas o la música que forma parte de un ritual. En un contexto más íntimo, las canciones de cuna ayudan a los niños a dormirse.
Todos los instrumentos, objetos, productos artesanales y espacios relacionados con las expresiones y usos culturales están incluidos en la definición de patrimonio cultural inmaterial que da la Convención. En las artes del espectáculo, esto atañe a los instrumentos musicales, las máscaras, la indumentaria y los adornos corporales utilizados en la danza, así como los decorados y accesorios utilizados en el teatro. Es frecuente que las artes del espectáculo se ubiquen en determinados lugares, que la Convención considera espacios culturales cuando están estrechamente vinculados a la representación.
Hoy en día, muchos tipos de artes del espectáculo corren peligro. A medida que se uniformizan los usos culturales, muchas prácticas tradicionales se van abandonando. Incluso en los casos en que adquieren mayor popularidad, sólo se benefician de ello algunas expresiones, pero otras salen perjudicadas.
La música ofrece quizás uno de los mejores ejemplos de eso, con la enorme popularidad cobrada por las “Músicas del Mundo”. Aunque desempeña un importante papel en los intercambios culturales y estimula la creatividad, con el consiguiente enriquecimiento del panorama artístico internacional, este fenómeno puede crear también problemas. Muchas formas diversas de música se pueden homogeneizar con el propósito de ofrecer un producto coherente. En semejantes situaciones, queda poco margen para determinadas prácticas musicales que son vitales para el proceso de interpretación y las tradiciones de algunas comunidades.
La música, la danza y el teatro son con frecuencia elementos fundamentales de la promoción cultural destinada a atraer al turismo, y suelen formar parte de los espectáculos ofrecidos en los viajes organizados de las agencias turísticas. Aunque pueda atraer más visitantes, aumentar los ingresos de una comunidad o un país determinados y ofrecer un escaparate a su cultura, la promoción cultural de este tipo puede dar lugar a que surjan formas de presentación de las artes del espectáculo adulteradas para el mercado turístico. Si bien el turismo puede contribuir a reavivar las artes del espectáculo tradicionales y dar un “valor de mercado” al patrimonio cultural inmaterial, también puede tener un efecto deformante, ya que a menudo las representaciones se acortan para mostrar una serie de “escenas culminantes” adaptadas para responder a la demanda turística. A menudo las formas artísticas tradicionales se convierten en productos de diversión, con la consiguiente pérdida de importantes formas de expresión comunitaria.
En otros casos, algunos factores sociales o ambientales más vastos pueden tener graves repercusiones para las tradiciones del arte del espectáculo. La desforestación, por ejemplo, puede privar a una comunidad de la madera necesaria para fabricar instrumentos musicales tradicionales.
Se han adaptado muchas músicas tradicionales a las formas de notación occidentales para poderlas grabar, o con fines didácticos, pero este proceso puede ser destructivo. Muchas clases de música utilizan escalas con tonos e intervalos que no corresponden a las formas occidentales clásicas, y en el proceso de transcripción se pueden perder sutilezas tonales. Al igual que la homogeneización de la música, las modificaciones de instrumentos tradicionales, como la adición de trastes a los instrumentos de cuerda, para hacerlos más familiares o de uso más fácil para los estudiantes, pueden alterar radicalmente los propios instrumentos.
Las medidas de salvaguardia de las artes tradicionales del espectáculo deberían centrarse principalmente en la transmisión de los conocimientos y las técnicas, la utilización y fabricación de instrumentos y el fortalecimiento de los vínculos entre el maestro y el discípulo. Hay que hacer hincapié en las sutilezas de un canto, los movimientos de una danza y las interpretaciones teatrales.
La interpretación también puede ser estudiada, grabada, documentada, catalogada y archivada. Hay incontables grabaciones sonoras en archivos de todo el mundo, y muchas de ellas tienen más de un siglo de antigüedad. Estas grabaciones antiguas corren el peligro de deteriorarse y podrían perderse para siempre si no se digitalizan. El proceso de digitalización permite identificar y catalogar debidamente los documentos.
Los medios de comunicación e información, las instituciones y las industrias culturales pueden contribuir decisivamente a asegurar la viabilidad de las formas tradicionales de las artes del espectáculo, creando audiencias y sensibilizando al público en general. Se puede informar al público de los diversos aspectos de una forma de expresión, confiriéndole una nueva y mayor popularidad y promoviendo al tiempo un conocimiento especializado que, a su vez, avive el interés por las variaciones locales de una forma artística y que pueda traducirse en una participación activa activa en la propia interpretación.
Otro aspecto del proceso de salvaguardia es la mejora de la formación y las infraestructuras a fin de que el personal y las instituciones estén adecuadamente preparados para preservar toda la gama de las artes del espectáculo. En Georgia, los estudiantes aprenden los métodos de trabajo sobre el terreno de la antropología, así como procedimientos de grabación de polifonías que les permiten sentar las bases de un inventario nacional con la creación de una base de datos.