La representación de la ópera Nabucco de Verdi en el Palacio Ducal de Medinaceli es el acontecimiento más esperado de la temporada y, este año, ha celebrado su IV edición con un nivel operístico de primera magnitud, con unos excelentes cantantes, magnífico coro, gran orquesta y, una escenografía y entorno que supera (en algunos casos) a los grandes coliseos de ópera
Por Juan Ignacio Vecino
Como todos los veranos desde hace cuatro años, (Medinaceli-Soria [España]), se convierte durante tres días en el centro de ópera más importante de la Comunidad de Castilla y León. La villa de Medinaceli en la provincia de Soria, es uno de los lugares por donde pasó Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid Campeador) que, como todo el mundo sabe, logró grandes gestas a lo largo de su vida. Hablando de grandes gestas, en Medinaceli hay un grupo de personas que son capaces poner en marcha un gran Festival de Ópera. No es fácil hoy día subir a un escenario a tanto talento y, además, conseguir llevar a un público exigente y entendido para asistir a una gran noche de ópera en un lugar emblemático llegados de todos los rincones.
El genio, la profesionalidad, la puesta en escena y, las voces que pudimos escuchar y ver en el Palacio Ducal de Medinaceli nos cautivó. Con Luis Cansino (Nabucco), María Ruiz (Abigaille), Antonio Alonso (Zaccharia), Pilar Belaval (Fenena), Mario Corberan (Ismaele), Daniel Bañez (Baal), Esteban Barranquero (Abdallo), y Estefania Ariza (Anna). También nos impresionó la dirección de escena a cargo de Ignacio García, la dirección musical de Pascual Osa, las maravillosas e impactantes voces de la Orquesta y Coro Filarmonía, el trabajo del escenógrafo Alejandro Contreras, el vestuario de Ana Ramos, el maquillaje de Ana Ramírez y la iluminación de Jorge Erbal hicieron que el público asistente, ovacionara el magnífico trabajo realizado por todos los que intervinieron en Nabucco. Cabe destacar también, el trabajo desarrollado por Paco Mejorada en la dirección artística y, a Miguel Tugores, Presidente de la Fundación de Arte, además de la extraordinario realización de Producciones El Telón.
Pero no solo es posible realizar un gran Festival de Ópera con ilusión y buenos propósitos, además se necesita para llevar a buen término un Festival de estas características tan complejas la colaboración activa de las distintas administraciones y, estamos hablando, de la central, autonómica y local. Asimismo, es imprescindible contar con la colaboración privada como patrocinadores, sponsor y personas que realicen una labor filantrópica para conseguir hacer del Festival de Ópera de Medinaceli, el más esperado y prestigioso del verano.
Para la V Edición del Festival de Ópera de Medinaceli, que se celebrará en agosto del año 2018 sus promotores ya están trabajando. Deseamos que cuenten con muchos más apoyos para consolidar el Festival, y conseguir llevar a ciudades pequeñas como Medinaceli la ópera. Así ocurre en muchos otros países como Austria, Alemania, Italia, etc., que la ópera es accesible en todos los rincones de sus respectivos países.
Sobre Medinaceli
Un poco de historia
Los romanos construyeron una amplia red de carreteras empedradas de 85.000 kilómetros que comunicaban entre sí las distintas provincias del Imperio. Medinaceli Occilis) fue un punto de paso obligado entre el Valle del Ebro y la meseta a través de la calzada que unía dos grandes ciudades, Caesar Augusta (Zaragoza) y Emerita Augusta (Mérida). La construcción de la calzada era diseñada por ingenieros y arquitectos formados en las legiones y la mano de obra la ponía los legionarios, obligados a ser peones y leñadores a la vez que soldados. Esperaban que la obra fuese tan sólida y compacta que durara siglos sin necesidad de reparaciones. Los restos de las excavaciones sistemáticas de acondicionamiento de calles y solares nos muestran las distintas culturas que estuvieron asentadas. De la importante población judía establecida en la villa no quedan restos de ningún tipo, solo se supone que el convento de San Román fue en origen una sinagoga. En el siglo X el Califato de Córdoba convirtió a Medinaceli en capital de la frontera media del Duero, reconociendo el indudable valor estratégico. En el año 946 se produce la verdadera consolidación fronteriza musulmana, cuando Galib, prestigioso general de Abd-al-Rahman III, lleva a cabo la ocupación, reedificación y fortificación de Medinaceli. Pero a la grandeza de la villa contribuyó sobre todo Almanzor al convertirla en su centro de operaciones durante sus devastadoras incursiones sobre el Norte peninsular, hasta que derrotado y herido en la batalla de Calatañazor murió aquí en el año 1002.
En la época medieval en Medinaceli convivieron pacíficamente durante largos periodos de tiempo las tres culturas, musulmana, judía y cristiana.
Turismo cultural
Es una villa con muy pocos habitantes pero con mucho por descubrir. Cuando hay algo que no conocemos y, quizá hemos pasado pero no tenemos información del lugar, no nos tomamos la molestia de visitarlo, pero ahora, queremos dar la oportunidad a nuestros lectores de conocer una ciudad para que disfruten de sus monumentos, su gastronomía, sus hostales, hoteles y casas rurales con encanto, y su gente. Hay muchas ciudades y sitios declarados por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad, paro si Medinaceli no lo es, se debe a que nadie se ha planteado que cumple con grandes requisitos para poder ser patrimonio. El núcleo urbano de Medinaceli fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1963 en la categoría de Conjunto Histórico.
En Medinaceli podemos ver el impresionante arco romano del siglo I d.C. único de triple arcada en la península. Su función era dar acceso al recinto amurallado, marcar la separación de distintos jurídicos y dejar constancia del poderío del imperio romano. Las dimensiones son: 13,70 metros de largo, 8,50 metros de alto y 2,02 metros de grosor, su función parece ser conmemorativa.
Del siglo II es el mosaico que podemos admirar en la Plaza de San Pedro. La muralla es una construcción defensiva de 2.400 metros de longitud y una anchura entre 1,40 y 1,80 metros. Se levanta sobre los cimientos de la romana aprovechando su trazado y parte de sus lienzos. En esta etapa sufre constantes reconstrucciones a causa de los desperfectos producidos por los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos
El castillo aprovecha la ubicación y estructura de la Alcazaba árabe. Fue erigido en el siglo XIV por los Condes de Medinaceli para reforzar las defensas de la villa. Es una sencilla fortificación en sillarejo y mampuesto de planta rectangular, tres torreones circulares en sendas esquinas y un cuarto cuadrangular como torre del homenaje.
Otro lugar para visitar es su puerta árabe, pero que a pesar de su nombre, no es árabe ya que sus cimientos son romanos y en lugar del arco apuntado que hoy vemos, pudo existir uno de medio punto o de herradura, también llamada puerta del Mercado.
Visita obligada es a la ermita del Beato Julián de San Agustín, construida en el siglo XIX por los vecinos de Medinaceli sobre la casa natal del beato Julián. Lope de Vega escribió pensando en él, la comedia “El saber por no saber y la vida de San Julián de Alcalá de Henares”.
Medinaceli contaba a finales del siglo XV con doce parroquias románicas, pero el Duque solicitó al Vaticano la unión de todas las parroquias en una sola, la de Santa María. Ésta se convertiría en Colegiata. Tras la reja del Altar Mayor se encuentra una hermosa talla del Cristo de Medinaceli del siglo XVI policromada. La más visitada es la del Nazareno, conocido como Jesús de Medinaceli. Los nombres de las iglesias eran: San Juan del Mercado, San Blas, San Pedro, San Andrés, Santiago, San Gil, San Justo, San Nicolás, San Martín, San Miguel, San Juan del Baño y Santa María de la Asunción, ya no queda ninguna en píe por falta de dinero para su mantenimiento. También contaba con cuatro ermitas, el santuario del hospital y los tres conventos.
Cualquier ciudad que se precie tiene su Plaza Mayor y, la de Medinaceli es excepcional. Es una plaza cerrada, porticada y de forma casi octogonal que se encuentra escoltada por extraordinarios edificios como la Casa del Concejo, la Alhondiga que es una de las construcciones más singulares que se utilizaba de almacén y para transacciones comerciales de grano y otros productos comestibles, su construcción es del siglo XVI con dos plantas de arquería en su fachada exterior, ambas de cuatro arcos debajo de medio punto sobre pilares cuadrangulares de alto podio, arriba de arcos carpaneles sobre columnas de fuste liso. El aula arqueológica nos ofrece una visión de lo que era Medinaceli antiguamente. En las excavaciones realizadas en la Plaza han aparecido numerosos fragmentos de pintura mural que destacan por su policromía Asimismo, en la Plaza Mayor nos encontramos con el impresionante Palacio Ducal que es donde se celebra el Festival de Ópera de Medinaceli. Dicho Palacio, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1979, se trata de un edificio renacentista construido entre los siglos XVI y XVII por Juan Gómez de Mora. Actualmente se encuentra en el Palacio la Fundación de Arte que alberga la exposición permanente de Miguel Tugores. Su excepcional colección privada, cuenta con más de trescientas cincuenta obras. También se realizan exposiciones temporales. El mismo Tugores, es el que se está encargando de rehabilitar tan excepcional edificio con gran ilusión, mucho esfuerzo y poco apoyo económico.
Al haber convivido en Medinaceli las tres culturas, nos encontramos con el Beaterío de San Román-sinagoga, que algunos historiadores ubican una mezquita en este edificio, otros piensan que fue una sinagoga, para posteriormente acoger una comunidad de monjas adineradas con flexibles normas de vida en comunidad y finalmente fueron jerónimas hasta la segunda mitad del siglo XX.
Por otro lado, en la zona norte de Medinaceli nos encontramos con el nevero medieval, posiblemente de la época árabe se dedicaba al almacenamiento y conservación de la nieve en el invierno para su uso durante el verano.
No podemos finalizar este apartado sin mencionar la iglesia y convento de Santa Isabel, fundado por la Duquesa de Medinaceli, que ofreció los edificios colindantes a la Iglesia de San Martín para el establecimiento de un monasterio.
Turismo gastronómico
La gastronomía de Medinaceli es rica, variada y muy sabrosa. Desde sus entrantes y aperitivos compuestos por jamón, queso de oveja, croquetas, morcilla y torreznos sorianos, pasando por los primeros platos para degustar excelentes ensaladas de frutos secos, de codorniz o tibia, también sus ricas sopas, o las migas del pastor, más sus excelentes productos de temporada de la huerta, y continuando con excelentes asados de cordero, cochinillo, cabrito, carrilladas o solomillos, para terminar con riquísimos postres caseros compuestos de arroz con leche, tarta de queso, un mil hojas, rosquillas artesanas o fruta de temporada.
Turismo natural
Parte del término municipal de Medinaceli se encuentra dentro de dos espacios naturales de la Red Natura 2000, dentro de un Lugar de Interés Comunitario (LIC) y de una Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA). Ambos espacios naturales denominados Páramos de Leyna, ocupan una buena parte de la superficie del término municipal en su porción Sur. Los páramos son una muestra de los hábitats esteparios por excelencia, típicos de las parameras desarboladas sorianas, constituidos por pastizales de bajo porte y matorrales espinosos almohadillados resistentes a los fuertes vientos imperantes en la zona y que rara vez superan los 30 cm de altura; un paisaje a primera vista desolado pero que alberga una de las comunidades de animales más singulares de Europa: las aves esteparias, entre las que podemos destacar una de las mejores poblaciones de Alondra de Dupont de toda la provincia y de la Península Ibérica. Esta especie se encuentra muy amenazada, tanto por la alteración de hábitat como por la fragmentación de sus poblaciones. Acompañan a la alondra otros pájaros pequeños como cogujadas, collalbas gris y rubia, curruca tornillera, bisbita campestre y escribano hortelano.