Los adultos con minusvalías, las personas de edad, los refugiados y migrantes, los grupos minoritarios y otros segmentos desfavorecidos de la sociedad están particularmente subrepresentados en los programas de educación de adultos, lo que los priva de un acceso esencial a las posibilidades que brinda el aprendizaje a lo largo de toda la vida
Publicado por el Instituto de la UNESCO para el Aprendizaje a lo largo de toda la vida, este estudio evalúa la medida en que los Estados Miembros de la UNESCO cumplen con sus compromisos internacionales en materia de aprendizaje y educación de adultos y refleja los datos enviados por 159 países. El estudio preconiza un cambio profundo en la manera de diseñar la formación de los adultos y que ésta venga acompañada de inversiones adecuadas. Se trata de lograr que todos los adultos tengan la posibilidad de acceder al aprendizaje y a la formación de manera que puedan contribuir plenamente al cumplimiento del Programa de Desarrollo Sostenible 2030.
«Pedimos a los gobiernos y a la comunidad internacional que se unan a nuestros esfuerzos y que tomen medidas para velar por que ninguna persona –sea cual sea su identidad, su lugar de residencia o su situación personal– no quede privada del derecho universal a la educación», declaró la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, aprobando las recomendaciones del informe. «Si velamos por que los países donantes respeten sus obligaciones en materia de ayuda al desarrollo, podemos hacer del aprendizaje y de la educación de los adultos un motor esencial de emancipación que los habilite para ser mejores trabajadores, padres y ciudadanos activos».
El documento subraya la necesidad de aumentar a nivel nacional la inversión en aprendizaje y educación de adultos, disminuir los precios de las matrículas, sensibilizar respecto a las ventajas que aporta y mejorar la colecta de datos, en particular los relativos a los grupos desfavorecidos.
Progreso insuficiente en materia de participación en el aprendizaje y la educación de los adultos
Aunque a nivel mundial la participación de adultos en programas de formación sigue siendo baja, 57% de los 152 países que respondieron a esta cuestión precisa indicaron que el índice total de participación ha aumentado entre 2015 y 2018. Los países de bajos ingresos registraron el mayor aumento en la participación (73%), seguidos por los países de ingresos débiles (61%) y medios superiores (62%).
Los avances se observan sobre todo en el África subsahariana (72% de los países que respondieron), seguida de la región árabe (67%), de América Latina y el Caribe (60%) y de Asia Pacífico (49%). América del Norte y Europa occidental registran por su parte los progresos más débiles (38%), un dato que debe relativizarse, dado que partían de niveles más elevados.
Las cifras revelan las profundas desigualdades que persisten en materia de participación. También muestran que los principales grupos estudiados, tales como adultos con minusvalías, personas de edad, grupos minoritarios y adultos que viven en países afectados por conflictos siguen fuera del alcance de los programas de formación.
La participación de las mujeres también debe mejorar
Aunque el informe mundial revela que la participación de las mujeres en estos programas ha aumentado desde 2015 en 59% de los países que han respondido a la encuesta, en otras regiones del globo las mujeres siguen teniendo un acceso insuficiente a la educación, y en particular a la formación profesional. Teniendo competencias limitadas y escasas posibilidades de encontrar empleo, es difícil para ellas participar en la vida social, lo que se traduce también en una pérdida económica para sus países.
La mejora de la calidad de la formación es demasiado lenta
La existencia de un aprendizaje y educación de adultos de calidad puede suponer también un apoyo considerable para el desarrollo sostenible. El GRALE 4 demuestra que desde 2015 tres cuartas partes de los países han mejorado la calidad de sus programas, en la evaluación de éstos, en los métodos de enseñanza utilizados y en las condiciones de empleo de quienes los brindan. Sin embargo, en aspectos como la educación para la ciudadanía, esencial para promover y proteger la libertad, la igualdad, la democracia, los derechos humanos, la tolerancia y la solidaridad, los avances son casi insignificantes, ya que solo se observan en 3% de los países.
Necesidad de aumentar la financiación del aprendizaje y la educación de los adultos
El GRALE 4 muestra que en los diez últimos años el gasto en aprendizaje y educación de adultos ha sido insuficiente no solo en los países de ingresos débiles, sino también en los de ingresos intermedios inferiores e incluso los de ingresos elevados. Casi el 20% de los Estados Miembros indican que dedican menos de 0,5% de su presupuesto de educación al aprendizaje y la formación de adultos y un 14% menos del 1%. Estos datos muestran que numerosos países no han logrado aumentar la financiación del aprendizaje y la educación de adultos, tal y como preconizaba el informe GRALE 3. Esta falta de financiación afecta más de manera más severa a los adultos socialmente desfavorecidos y dificulta la puesta en marcha de políticas nuevas y prácticas eficaces de gobernanza.