Este 75 aniversario es una oportunidad para volver a estas décadas de historia con muchas voces – las de nuestro Estados miembros, sino también para poner sus espíritus fundadores honor y recordar cuán relevante sigue siendo su análisis
Hace 75 años, sobre las ruinas morales y materiales de la Segunda Guerra Mundial mundo, hombres y mujeres reunidos en torno a una convicción, transcrita en nuestra Constitución: que la paz debe establecerse «sobre la base de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad».
75 años después, cuando todos los Estados miembros se unen para el 41Conferencia General de la UNESCO, esta solidaridad sigue siendo necesaria. Si es la necesidad de defender el derecho a la educación, para reconstruir la relación entre la humanidad y su medio ambiente, para preservar los tesoros compartidos de la humanidad o para dar al mundo brújula ética frente a la tecnología cada vez más presente, nuestra Organización trabaja en toda la diversidad de su mandato para responder a estos grandes desafíos para la humanidad.
Desde la definición de reglas universales hasta la acción en el terreno sin olvidar la cooperación internacional – pero también, implícitamente, la presencia de todos los que mantienen viva a la Organización en el día a día – miembros de la Secretaría, Estados Miembros, Comisiones Nacionales, No- organizaciones gubernamentales, miembros de la sociedad civil y especialmente jóvenes.
Así puede cumplir la misión que se le asignó hace tres cuartos de siglo: ofrecer a la comunidad internacional un lugar donde afrontar colectivamente los grandes trastornos del mundo; un lugar donde pueda reunirse en torno a estos grandes bienes comunes de la humanidad que son la educación, la cultura, la ciencia y la información.
Un lugar que quizá nunca haya sido tan necesario como lo es hoy dijo Audrey Azoulay Directora General de la UNESCO.