Dos agentes de policía afganos han logrado dar un giro a sus vidas gracias al Programa de Alfabetización de la UNESCO para la Policía de Afganistán
La Sra. Aziza se vio obligada a asumir la manutención de su familia cuando descubrió que su nuevo marido era adicto a la heroína.
Madre de dos hijos y agente de patrulla del Departamento de Policía de Faryab, la Sra. Aziza afirmó: “Tuve un casamiento arreglado por mis padres. Estos no sabían que mi futuro marido era un heroinómano. El resultado de esto fue que pasé muchos días y muchas noches difíciles”.
La joven había asistido a la escuela primaria, pero la falta de recursos de la familia hizo que en quinto grado tuviera que abandonar los estudios. Cuando comprendió que tendría que mantener a su familia, solicitó una plaza de agente de policía.
Con el fin de mejorar sus perspectivas laborales, se inscribió en una clase del programa LEAP, auspiciado por la UNESCO. Este programa, que cuenta con el apoyo financiero del gobierno del Japón, forma parte de un proyecto más amplio denominado Fomento de la Alfabetización en Afganistán (ELA), que desde su inicio ha hecho posible la graduación de 600.000 jóvenes y adultos, de los que el 60 por ciento son mujeres.
Tras estudiar arduamente, la Sra. Aziza aprobó el examen final y fue contratada en su puesto actual con el grado de cabo del Departamento de Policía de la Provincia de Faryab. “Me he propuesto seguir estudiando, porque eso me permitirá tener un perfil profesional más sólido”, declaró.
Solucionando miles de problemas
El agente Gul Rahman, un vigilante de seguridad de la prisión provincial de Paktya, ha mejorado considerablemente su capacidad profesional gracias a las clases de alfabetización que ha recibido. El Sr. Rahman está casado y con sus ingresos mantiene a una familia de 12 personas.
“Afganistán ha padecido casi cuatro decenios de guerras e insurrecciones devastadoras, y esos trastornos me habían impedido cumplir mi aspiración de aprender a leer y escribir”, señaló.
Cuando se presentó la ocasión de inscribirse en las clases de LEAP, el Sr. Rahman la aprovechó. Hoy afirma que la capacidad de leer, escribir y manejar nociones de aritmética “le ha solucionado miles de problemas”.
En particular, asegura, aprendió a afrontar con eficacia las necesidades de los presos. “Antes, los presos analfabetos me pedían que escribiese en una lista los artículos que necesitaban y se la entregara a sus visitantes, pero yo no podía ayudarles. Ahora ya puedo leer incluso cartas y memorandos oficiales. También puedo ayudar a mi supervisor en la preparación de los calendarios de trabajo de los vigilantes”, afirmó.
“En mi vida privada, puedo anotar los gastos diarios en un cuaderno, para calcular y controlar mi economía mensual. Y cuando voy a las tiendas, puedo leer la fecha de caducidad de los productos que compro”.
El Sr. Rahman se ha propuesto continuar los estudios hasta completar el nivel secundario, lo que le permitirá llegar a ser oficial de la policía.
Según las estadísticas del Ministerio del Interior afgano, en 2010 alrededor del 70 por ciento de los 155.000 agentes de policía del país eran analfabetos funcionales. La UNESCO lanzó en 2011 la primera fase del programa LEAP en 19 de las 34 provincias del país, con el apoyo financiero del gobierno del Japón.
La Fase I de LEAP creó y capacitó a una red de 500 formadores voluntarios dentro del cuerpo de policía y a un equipo en la Unidad de Alfabetización del Ministerio del Interior. La Fase II se inició en octubre de 2013, con el fin de aprovechar el marco de trabajo ya existente.