Los presidentes de la Red Internacional UNESCO Silk Roads Online Platform, José María Chiquillo, y del Instituto Seda España, Fernando Molina, han cerrado el acuerdo para impulsar la creación de un Consorcio público-privado transnacional en torno a la Ruta de la Seda
El objetivo de este consorcio será preservar y compartir el legado histórico de la Ruta de la Seda en España, con una proyección internacional del mismo, además de impulsar acuerdos de colaboración con países en materia de cultura, turismo y desarrollo sostenible.
La intención es involucrar a actores públicos del arco mediterráneo español cuyos territorios se integran en la Ruta de la Seda: Comunitat Valenciana, Murcia y Andalucía, y uno privado como es el Instituto Seda España, y de esta manera impulsar la Ruta de la Seda desde distintas vertientes.
El Instituto Seda España trabaja ya en colaboración con Turisme Comunitat Valenciana, con quien firmó un acuerdo nominativo con el Secretario Autonómico, Francesc Colomer, para la difusión de actividades y programas de la Ruta de la Seda en este 2019.
Este consorcio trabajará para dar visibilidad a actividades sobre el pasado, el presente y el futuro de la Ruta de la Seda en más de una treintena de países, además de crear sinergias y acciones conjuntas con otras rutas y caminos del territorio español con los que comparte marco geográfico y un inmenso patrimonio arquitectónico y cultural.
Así, se contará con el apoyo de UNESCO a través de José María Chiquillo, de la iniciativa privada en el Instituto Seda España que dirige Fernando Molina, y se buscará la complicidad y apoyo de administraciones públicas y socios privados para desarrollar programas.
La Ruta de la Seda
La Ruta de la Seda conectó civilizaciones y unió personas y culturas de todo el mundo durante miles de años, permitiendo no solo un intercambio comercial sino una interacción de ideas y culturas que ha dado forma a nuestro mundo de hoy.
La Ruta de la Seda no fue en realidad una única ruta, sino una red de rutas comerciales a través de la tierra y el mar que abarcaron gran parte del mundo desde la prehistoria hasta la actualidad, durante las cuales personas de diferentes culturas, religiones e idiomas se encontraron, intercambiaron ideas e influyeron mutuamente.
La Ruta de la Seda fue una red de rutas comerciales organizadas a partir del negocio de la seda china desde el siglo I a. C., que se extendía por todo el continente asiático, conectando a China con Mongolia, el subcontinente indio, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África.
Sus diversas rutas comenzaban en la ciudad de Chang’an (actualmente Xi’an) en China, pasando entre otras por Karakórum (Mongolia), el Paso de Khunjerab (China/Pakistán), Susa (Persia), el Valle de Fergana (Tayikistán), Samarcanda (Uzbekistán), Taxila (Pakistán), Antioquía en Siria, Alejandría (Egipto), Kazán (Rusia) y Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía) a las puertas de Europa, llegando hasta los reinos hispánicos en el siglo XV, en los confines de Europa y a Somalia y Etiopía en el África oriental.
El término “Ruta de la Seda” fue creado por el geógrafo alemán Ferdinand Freiherr von Richthofen, quien lo introdujo en su obra Viejas y nuevas aproximaciones a la Ruta de la Seda, en 1877. Debe su nombre a la mercancía más prestigiosa que circulaba por ella, la seda, cuya elaboración era un secreto que solo los chinos conocían. Los romanos (especialmente las mujeres de la aristocracia) se convirtieron en grandes aficionados de este tejido, tras conocerlo antes del comienzo de nuestra era a través de los partos, quienes se dedicaban a su comercio. Muchos productos transitaban estas rutas: piedras y metales preciosos (diamantes de Golconda, rubíes de Birmania, jade de China, perlas del golfo Pérsico), telas de lana o de lino, ámbar, marfil, laca, especias, porcelana, vidrio, materiales manufacturados, coral, etc.
En junio de 2014, la Unesco eligió un tramo de la Ruta de la Seda como Patrimonio de la Humanidad con la denominación Rutas de la Seda: red viaria de la ruta del corredor Chang’an-Tian-shan. Se trata de un tramo de 5000 kilómetros de la gran red viaria de las Rutas de la Seda que va desde la zona central de China hasta la región de Zhetysu, situada en el Asia Central, incluyendo 33 nuevos sitios en China, Kazajistán y Kirguistán.