Entre 1956 y 1961 el artista Fernando Zóbel impartió clases de arte contemporáneo, chino y japonés en la Universidad Ateneo de Manila. Los apuntes que preparó, a modo de índice para estructurar sus clases, reflejan el enorme interés que el pintor español de origen filipino tuvo por el arte de Asia Oriental
El inicio de esta docencia en Manila es nada más que un año posterior a un hecho fundamental en su vida: cuando en 1955, en Madrid y a través de la librería Fernando Fe, descubrió la pintura española del momento y entabló amistad con Gerardo Rueda y Luis Feito, entre otros pintores. Dichas relaciones y la activación, aunque todavía muy incipiente, del panorama artístico llevaron a Fernando Zóbel a tomar la decisión de asentarse en España en 1960.
Para entonces, el artista contaba ya con un notable conocimiento de las diferentes culturas orientales: no solo había impartido clases en Manila, sino que se había interesado por la caligrafía japonesa y, después de un viaje a Japón en 1956, había reformado su residencia en Manila convirtiéndola en una casa japonesa.
La presencia de Zóbel en España, su relación con los artistas españoles y su biblioteca, que contaba con una extensa sección de libros chinos y japoneses, convirtieron al pintor en un puente entre el arte asiático y la abstracción española de los años cincuenta.
Este es, precisamente, el punto de arranque de esta exposición, cuya finalidad es ofrecer los resultados de un primer rastreo de la influencia de las culturas de China, Japón e India, principalmente, en el arte de la segunda mitad del siglo XX en España. De hecho, aunque la repercusión de dichas culturas en la plástica contemporánea es un hecho aceptado por la comunidad científica, no ha habido hasta el momento un proyecto expositivo dedicado a presentarlo.
La muestra se centra fundamentalmente en el marco cronológico existente entre la generación abstracta española de los años cincuenta y la obra de los artistas nacidos en torno a mediados de los años sesenta, momento en el que se crea el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca; pero hay ejemplos de influencia anteriores, como es el caso del ceramista Josep Llorens Artigas, que desde los años veinte comenzó a trabajar en obras de enorme sencillez, o de Joan Miró, que, a partir de mediados de los años cuarenta trabajó, precisamente con Llorens Artigas, en piezas que aunaban cerámica y pintura.
La exposición presenta a más de sesenta artistas que han desarrollado su trayectoria artística en España y cuya obra está vinculada, en mayor o menor medida, con Asia Oriental e India. Asimismo, junto a la pintura, la escultura, la obra gráfica y el dibujo, da cabida a la instalación, la fotografía, los nuevos comportamientos artísticos y el arte conceptual. Las más de trescientas piezas asiáticas y occidentales se presentan de manera conjunta, como dos mundos que comparten el espacio y el tiempo de la exposición.
La muestra es el resultado de un proyecto de investigación curatorial y académico iniciado por la Fundación Juan March en 2013 y que ha culminado en un proyecto de historia oral que incluye entrevistas personales y cuestionarios a una docena de los artistas contemporáneos que recibieron la influencia del arte oriental. Estará recogido en un portal de contenidos creado con ocasión de la exposición en www.march.es y en una programación paralela de documentales.
Con motivo de la exposición se edita un libro-catálogo que constituye el primer acercamiento exhaustivo al tema tratado, con ensayos de especialistas como Jacquelynn Bass, Elena Barlés y David Almazán, además de los escritos por Matilde Arias, Pilar Cabañas y María Jesús Ferro, que, junto a Manuel Fontán del Junco e Inés Vallejo (Fundación Juan March), forman el equipo curatorial de este proyecto.