¿Por qué ahora, a quién le interesa una pandemia, quién tiene la responsabilidad, ha sido casual o a alguien se le ha ido de las manos, están nuestros políticos capacitados para afrontar un tema tan grave como el COVID-19?
Por Juan Ignacio Vecino
Editor y director de patrimonioactual.com
Lo primero que debemos preguntarnos es por qué el mundo nos ha parado en seco, qué estábamos haciendo mal.
Calles vacías, acopio de suministros de todo tipo, no sea que nos quedemos sin ellos, sin importarnos las personas que tenemos al lado y lo puedan necesitar más que nosotros. Pero, si nos creíamos que éramos invulnerables y que nosotros decidimos lo que queremos hacer en cada momento, nos ha quedado muy claro y, la vida nos lo acaba de poner meridiano, somos absolutamente vulnerables.
Actualmente, nos encontramos en una situación que jamás nos hubiéramos planteado puesto que no iba con nosotros.
Confinarnos en casa y, cada día más presos de nosotros mismos, quizá por errores propios, errores de nuestros políticos y gobernantes, errores de todos o, simplemente porque siempre pagamos los mismos, mientras los que toman decisiones les importamos un bledo, ellos con tirarse los trastos unos a otros a la cabeza se creen que ya tienen suficiente y, eso les tendrá que pasar factura tarde o temprano.
Quizá, los políticos son los que más están contagiando el coronavirus COVID-19 puesto que una gran mayoría están contagiados y, se encuentran todos los días dando ruedas de prensa a diestro y siniestro y, como podemos apreciar en las ruedas de prensa del “gabinete de crisis” ya van por el tercer escalón y…
Aquí el único que cumple es el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que da las ruedas de Prensa bajo demanda, si, bajo demanda, como las películas de Movistar, Netflix, HBO, etc. es decir, ni un periodista en directo y, solo, lo que le interesa a la Secretaría de Estado de Comunicación, que, por cierto, son unos “pelotas” y unos ineptos y, además muy malos periodistas que solo acuden a la voz de su amo. Por cierto, tengo mis dudas que sea en directo y que no esté grabada la rueda de prensa del presidente Sánchez con antelación y, por terminar con está vergüenza periodística, ¿puede ser que el presidente Sánchez lea todas las respuestas que le formularon con mucha antelación?, porque la impresión e imagen que da es cómo se pueden dar tantas respuestas a lo “Aló Presidente” de países bolivarianos, sin tener ni puñetera idea de lo que habla. Por cierto, dónde está toda la oposición, que se las está tragando todas y sin verlas venir, no se enteran de nada.
Esto nos hace plantearnos varias cuestiones que de cara a un futuro próximo pueden revertirse en beneficiosas para la sociedad y, no hablamos de tener que celebrar la Navidad en “familia o bien”, incluso con los cuñados. Estamos hablando de un golpe muy duro que no se sabe muy bien si se ha escapado de las manos o, ha sido intencionado, ni tampoco quién o quiénes son los culpables, por mucho que unos echen las culpas a los otros, basta ya de cinismo.
De lo que estamos seguros es que las personas normales como la mayoría de nosotros no tenemos nada que ver, pero somos los mayores perjudicados. Ya se sabe de dirigentes de nivel mundial que estén contagiados, por cierto, de la vicepresidenta Primera de España, Carmen Calvo, no se sabe nada desde hace muchos días, nos puede decir el señor presidente del Gobierno de España dónde está.
Todo este asunto sin que aún se sepa bien si ha llegado a los países pobres de África, Asia y Latinoamérica, que cuando llegue, sabremos el verdadero alcance de una pandemia de estas características, sin posibilidad de tener acceso al agua potable, los alimentos, los medicamentos y la atención sanitaria.
Para continuar, debemos aprender a vivir con nosotros mismos, cosa a la que no estábamos acostumbrados y, menos, vivir todo el día con nuestro entorno. El propio egoísmo, la avaricia, el materialismo, el egocentrismo, la codicia, la envidia, la voracidad y, la miseria humana, nos ha hecho vivir en un mundo donde, el de al lado no cuenta, el dinero, el lujo y la buena vida son señas de identidad de poder y de éxito.
Pero, ahora que todo el mundo se está dando cuenta que en cualquier momento la vida nos puede llevar puestos por delante, es el momento de replantearse que haremos con nuestra vida hoy mismo, no, no hay que esperar a mañana, tenemos que comenzar hoy y debemos hacerlo con las personas que más cerca tenemos que son nuestras parejas, nuestros hijos, nuestros mayores, en definitiva, nuestras familias y amigos más cercanos, así como con la sociedad en general.
Desde pequeños nos han señado el valor del éxito, del dinero o de la propia imagen, entre otras cosas, pero no nos han enseñado a pensar y a ponernos en el lugar del otro. Nos han enseñado lo que no hay que hacer, pero nadie nos ha enseñado lo que hay que hacer y, ahí está el gran problema.
Ahora que casi todos estamos confinados es el momento de replantearnos nuestras vidas, en particular y en comunidad, es decir, cuando pase todo este asunto del COVID-19, seguiremos igual que antes, o tendremos una actitud diferente por haber reflexionado profundamente.
Ahora que vemos que nos limitan la libertad de movimientos a nosotros, es cuando nos damos cuenta que, con qué derecho se la limitamos al resto de los humanos. Las personas migrantes y refugiados no se desplazan por propia voluntad, lo hacen porque no tienen más remedio, sobre todo, porque seguramente en su país de origen no le gusta a una serie de “personajillos” sus ideas y pensamientos, porque no están dispuestos a colaborar en cuestiones inhumanas para la sociedad o, porque a dichos dirigentes no les gusta su color, sexo, religión o ideas políticas y, los migrantes y refugiados no tienen más remedio que huir de sus propios asesinos y, esperemos que no sean sacrificados en un su lugar de destino.
Seremos capaces de dedicar durante el tiempo que dure el confinamiento para reflexionar, conversar, respetar la opinión de otros y, sobre todo, para ser más solidarios, responsables y consecuentes…
Se debe resaltar que ya tenemos un beneficiado con el coronavirus y, con la voracidad humana, es el planeta, y la posibilidad de revertir en positivo el cambio climático consiguiendo que las ciudades se vuelvan a convertir en lugares para vivir sin contaminación y, que los parajes naturales, las reservas de la biosfera y, el patrimonio subacuático, sirva para que vivamos en un mundo más justo y mejor, libre de cualquier contaminación y, que nuestro patrimonio mundial en todos los ámbitos, sean disfrutados por todos.
Ojalá que cuando salgamos de esta, que saldremos, nos hallamos convertido en mejores personas, más solidarios, y con una mente más abierta y una altura de miras desconocida hasta hoy día.