Realmente son naciones externas con intereses propios que, con buena voluntad, o no tanto, terminan por crear pánico, someter, esquilmar, y salir corriendo, dejado en el camino muchas vidas y billones de dólares
Por Juan Ignacio Vecino. Director.
Qué vergüenza de mundo. Los países “civilizados” nos desplazamos a distintas naciones del planeta para salvar a sus ciudadanos de sus opresores, para ofrecerles educación en todos los ámbitos: médicos, profesores, periodistas, ingenieros, y cualquier profesión que les pueda sacar a delante como agricultores, albañiles, carpinteros, etc.
Pero, lo que ocurre en cualquier lugar, sea quien sea, el “salva patrias” de turno, es que cada vez que el mundo “civilizado” mete la zarpa en un país extranjero este termina, empobrecido, hundido, arruinado, demolido, aniquilado, arrasado y abandonado a su suerte cuando ya no hay nada más que esquilmar y, con los dirigentes locales corriendo en todas las direcciones y, en el caso de Afganistán su presidente huido a Arabia Saudita con 170 millones de dólares en el bolsillo con la anuencia y el apoyo de determinados países de la coalición.
Vivimos en un mundo de cínicos, ladrones, asesinos y, desde luego, ruines.
Qué podemos esperar del talibán que lo primero que hicieron en febrero de 2001 fue cargarse su cultura y su maravilloso y único patrimonio de la humanidad declarado por la UNESCO. Recordemos lo que hicieron con los Budas de Bamiyan que fueron las primeras victimas y, como siempre, el mundo miró hacia otro lado, mientras que el mulá Omar llamo a la yihad a combatir contra los ídolos como una obligación religiosa. Los museos, escuelas, universidades y cualquier actividad cultural fueron borrados del mapa de Afganistán. Actualmente, se encuentran el la Lista Roja de la UNESCO el Minarete y vestigios arqueológicos de Jan declarado en 2002, y el Paisaje cultural y vestigios arqueológicos del Valle de Bamiyán en 2003.
Las decisiones que se están tomando por todos los gobiernos intervinientes en torno a Afganistán son las más rastreras, insolidarias, cobardes, repulsivas y criminales que se llevan tomando durante casi cuarenta y dos años por las potencias extranjeras, que terminan saliendo con el “rabo entre las piernas”, dejando a su suerte a los ciudadanos para que los talibanes, los terroristas, los asesinos, los vengativos, y demás desalmados los maten con total impunidad.
El lavado de cara que los gobiernos cobardes quieren dar a los talibanes es simplemente vergonzante. Para empezar, en todo el país y sobre todo en Kabul ya han eliminado a las mujeres de sus puestos de trabajo, como periodistas, profesoras, artistas, rama sanitaria, abogadas, y un largo etcétera de profesiones, para aplicarles la “Sharia” que es la base del derecho islámico pero interpretado por los talibanes sin ningún derecho para las mujeres, teniendo que salir a la calle acompañadas por un familiar que sea varón, y vestidas con un burka, que es la única forma que tiene para sobrevivir, por supuesto, sin libertad ni derecho alguno.
De momento, cuando llegan a su puesto de trabajo habitual las están mandando a sus casas. Después vendrá encerrarlas en sus domicilios, violarlas y masacrarlas como han hecho a lo largo de los años. Todo lo que estamos viendo ahora mismo en las escuelas con las niñas asistiendo al colegio es una gran mentira y todo el mundo lo sabe. Solo las llevan a recitar el Corán, pero nada de matemáticas, lengua, geografía, historia, o cualquier asignatura que estudia cualquier niña en otros países.
Los talibanes se han convertido en auténticos expertos en publicidad, propaganda, y la comunicación en las redes sociales, mientras el resto del mundo mira otra vez hacia otro lado.
La nefasta gestión realizada por las Naciones Unidas, Estados Unidos (por venganza), Unión Europea y otros países del mundo, no han conseguido otra cosa que no sea ruina y desolación. Si pensábamos que la ayuda al desarrollo era un logro, y que los derechos humanos se respetaban, ahora nos vamos a enterar de nuevo quiénes son los talibanes, que de momento están permitiendo que las delegaciones diplomáticas y determinadas personas colaboradoras con los países puedan salir de Afganistán, pero que una vez que no haya testigos en el país comenzará la catastrófica venganza, los asesinatos y que los que se encontraban presos en las cárceles pasen a ser carceleros.
Todo lo ocurrido en Afganistán ha sido una gran pérdida de vidas humanas y de dinero. Los dirigentes que tomaron las decisiones de intervenir en cualquier época son los responsables de lo ocurrido y tendrán que dar cuenta algún día de crímenes contra la humanidad. No se puede reconocer a un país con un gobierno de terroristas, asesinos y genocidas.
Ahora, el único problema que se les plantea a todos los políticos es cómo acoger a los refugiados y en qué condiciones, pero nadie habla de lo que ocurre en otros países en los que sucede lo mismo que en Afganistán, pero compran millones de armas, venden cintos de millones de barriles de petróleo, gas y cualquier recurso natural que le venga bien a occidente, y mientras todo el mundo a callar y a mirar para otro lado.