Ahora que el mundo ya ha vivido el día más caluroso de su historia, es más urgente que nunca que los científicos naturales y sociales colaboren para hacer frente a la crisis climática y mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 °C
Con este fin, un grupo internacional de destacados investigadores acaba de publicar un innovador trabajo de investigación que pone de relieve la importancia de integrar los conocimientos de las ciencias naturales y sociales para fundamentar políticas y prácticas eficaces en materia de cambio climático.
Sostienen que el concepto de puntos de inflexión puede servir de puente entre estos campos de estudio, facilitando una comprensión global de los procesos y repercusiones del cambio climático.
El grupo, liderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), cuenta con investigadores de otros centros científicos de Australia, Italia, España, Francia, Alemania y Portugal. El equipo está integrado por Sonia Graham, Melanie Wary, Fulvia Calcagni, Mercè Cisneros, Claudia de Luca, Santiago Gorostiza, Ola Stedje Hanserud, Giorgos Kallis, Panagiota Kotsila, Sina Leipold, Jagoba Malumbres-Olarte, Tristan Partridge, Anna Petit-Boix, Anke Schaffartzik, Galia Shokry, Sergio Tirado-Herrero, Jeroen van den Bergh y Patrizia Ziveri.
Tradicionalmente, los científicos naturales se han centrado en documentar y analizar los cambios del entorno natural, como el aumento de la temperatura global, la alteración de los regímenes de lluvias y los fenómenos meteorológicos extremos. Más recientemente, los científicos naturales se han preguntado si los cambios que estamos experimentando son reversibles y si existe un punto de inflexión a partir del cual, por mucho que frenemos las emisiones de gases de efecto invernadero, los cambios medioambientales serán permanentes.
Sin embargo, el equipo de investigación afirma que estas consideraciones medioambientales deben ir acompañadas de una exploración de las dinámicas sociales que abarque los comportamientos individuales, colectivos y de la sociedad. Para garantizar un futuro sostenible es imperativo comprender la intrincada interacción entre los cambios medioambientales y sociales.
Los investigadores plantean preguntas críticas: ¿quiénes se benefician de la trayectoria actual y quiénes contribuyen más a ella? ¿Qué escenarios alternativos y deseables existen y cómo podemos trabajar proactivamente para conseguirlos? ¿Existen puntos de inflexión social que puedan acelerar cambios transformadores en nuestras prácticas, normas e instituciones?
Para ilustrar el valor de estudiar conjuntamente los puntos de inflexión sociales y climáticos, el equipo pone el foco sobre la ralentización de las corrientes del océano Atlántico inducida por el cambio climático, que provocó la devastadora inundación del valle del Ahr, en Alemania. A través de este ejemplo muestran cómo los fenómenos meteorológicos extremos repercuten en las comunidades locales y cómo estas adaptan sus modos de vida para hacer frente a futuros fenómenos extremos. El análisis integrado de los cambios ambientales y sociales permite comprender la compleja interacción entre el cambio climático y la sociedad, y determinar si nuestras respuestas benefician a todos o solo a unos pocos. Además, permite evaluar de forma integral las consecuencias de nuestras respuestas a distintas escalas, ya sea local, nacional o internacional.
Los investigadores afirman que fomentando la colaboración entre científicos naturales y sociales podemos mejorar nuestra capacidad colectiva para hacer frente a la crisis climática. Su trabajo subraya la urgente necesidad de un enfoque multidisciplinar que combine los conocimientos de ambos campos para desarrollar soluciones integrales y configurar políticas sostenibles para un futuro mejor.