Clarisa Hardy, exministra chilena de Planificación, psicóloga, antropóloga y académica nacionalizada chilena, considera que para analizar la situación actual de América Latina, hay que dejar de centrarse en la pobreza y poner el foco en la vulnerabilidad de la sociedad
Es la idea que transmite en su libro ‘Estratificación social en América Latina: retos de cohesión social’ que se ha presentado en la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y que es el resultado de una reflexión sobre los cambios y las preocupaciones de 18 países analizados de la región.
Al acto estuvo presidido por la Secretaria General Iberoamericana, Rebeca Grynspan, y asistieron entre otras personalidades, el Embajador de Chile en España, Francisco Marambio; el director general de Casa América, Tomás Poveda; la directora de Relaciones Exteriores de la SEGIB, Mª Salvadora Ortiz; el director de la FIIAPP, Ludolfo Paramio; la directora del programa Eurosocial, Inmaculada Zamora y la autora del libro, Clarisa Hardy.
Estas naciones presentan realidades muy heterogéneas, pero se enfrentan a un problema común, la vulnerabilidad. Dentro de ellos, se han producido procesos de integración desiguales y se ha pasado de la pobreza a una sociedad de clases medias, pero éstas son precarias y no tienen su situación garantizada.
Latinoamérica tiene que responder a las aspiraciones de la clase media emergente, según coincidieron la Secretaria General Iberoamericana, Rebeca Grynspan, y la autora del libro.
En la presentación del libro de Hardy, en la sede de la Segib en Madrid, Grynspan afirmó que Latinoamérica se enfrenta «a una segunda generación de políticas públicas» tras las aplicadas en la década anterior contra la pobreza.
La demanda social ya no es solo «de los pobres de Latinoamérica sino de la nueva sociedad que emerge». En la última década, 80 millones de latinoamericanos han salido de la pobreza, según recordó, por su parte, Ludolfo Paramio, investigador del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España.
Por su parte, la directora del programa Eurosocial para la cohesión social de América Latina en Europa, Inmaculada Zamora, añadió que ahora es el momento de «pasar de poner el foco en la pobreza para ponerlo en la cohesión social».
Otro de los aspectos en los que Hardy pide que se profundice es en la creación de «sistemas tributarios progresivos», que ya se aplican en Chile, aunque afirmó que «no existe una América Latina homogénea, pero sí tiene entre sus patrones comunes la tendencia a la desigualdad». Aunque la pobreza ha bajado, en la región se han creado «sociedades precarias».
La cohesión social, el acceso a servicios de calidad y la igualdad de género son parte de las nuevas inquietudes de la clase media. La Secretaria General Iberoamericana agregó que las nuevas sociedades latinoamericanas son «mucho más exigentes ya que esperan no solo el acceso a servicios públicos sino mejores servicios».
Mensaje de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, también se ha pronunciado sobre este problema en un vídeo que se proyectó durante la presentación del libro.
Bachelet ha incidido en la necesidad de pasar de la vulnerabilidad a la inclusión y ha calificado este estigma como una «promesa incumplida» que «afecta a toda la sociedad y las instituciones».
El libro de Clarisa Hardy propone una nueva metodología, un nuevo enfoque para enfrentarse al presente y al futuro de América Latina, que ha sido adoptado, según ha revelado, por el Banco Mundial.
Tres retos fundamentales
Asimismo, fija en tres los retos que tienen los países para paliar la amenaza de la vulnerabilidad. El primero es crear un sistema de Protección Social de carácter universal, que esté asociado al mismo hecho de ser ciudadano, no a la situación laboral o de pobreza.
El segundo, construir una agenda por la igualdad de género, ya que la situación de las mujeres siempre es de más riesgo que la de los varones en todos los estratos sociales.
Por último, se centra en la sostenibilidad política y social, que tiene mucho que ver con la presión fiscal. El texto apuesta por mejorar las cargas fiscales en América Latina, que aumenten progresivamente para poder asegurar unos servicios sociales, por ejemplo la educación, de la misma calidad que los del sector privado.