Hoy comenzaremos con Abu Simbel en Egipto, los logros de la UNESCO, desde la salvaguardia de los sitios del Patrimonio Mundial hasta el reconocimiento de los elementos del patrimonio inmaterial, pasando por el apoyo a la economía creativa
Por Juan Ignacio Vecino, director/editor de la revista digital www.patrimonioactual.com. Miembro del Consejo Internacional de la Danza de la UNESCO (CID-UNESCO).
La preservación del patrimonio cultural, una auténtica fuerza para construir un mundo mejor
¿Por qué debemos esforzarnos al máximo para preservar la cultura y hacerla florecer?
La cultura es un recurso que fortalece la identidad y la cohesión de las comunidades humanas.
En un mundo interconectado como el nuestro, es también uno de los recursos más potentes de que disponemos para transformar las sociedades y renovar las ideas.
El papel de la UNESCO es proporcionar los instrumentos y capacidades que necesitamos para sacar el máximo partido de su energía renovable.
Los monumentos y lugares históricos, el patrimonio vivo y los sitios naturales enriquecen nuestra vida diaria de innumerables formas, ya sea teniendo un contacto personal directo con ellos o mediante cualquier dispositivo conectado.
La diversidad cultural y la creatividad son las impulsoras naturales de la innovación. Los artistas, creadores e intérpretes nos ayudan a cambiar de muchas maneras nuestra visión del mundo y a replantearnos nuestro entorno.
Todos estos elementos son muy valiosos para poder afrontar los problemas del mundo contemporáneo, desde crisis climática hasta la pandemia de la COVID-19.
La noción de lo que es la cultura ha evolucionado enormemente en los últimos 75 años. Las actividades llevadas a cabo por la UNESCO en los últimos decenios atestiguan las múltiples formas en que la humanidad ha tratado de entender progresivamente cómo la cultura puede fortalecer en nosotros el sentido de lo que somos.
Primero, con la toma de conciencia de la necesidad de proteger el patrimonio cultural contra las destrucciones que surgió al finalizar la Segunda Guerra Mundial; luego, con la puesta en marcha de campañas internacionales para salvaguardar sitios del Patrimonio Mundial; después, con la elaboración e integración del concepto del patrimonio e inmaterial; y, por último, con la focalización en la importancia que tiene la economía creativa y en lo necesario que es mantener los empleos culturales y los medios de subsistencia de quienes los ejercen.
En el último siglo, nuestra relación con la cultura ha experimentado un profundo cambio. Si examinamos el pasado, podremos estar mejor preparados para afrontar los nuevos cambios que se avecinan en el futuro.
Abu Simbel – No tenemos que escoger entre los vivos y los muertos
Pocos minutos antes de la salida del sol, miles de visitantes se alinean en el interior del templo de Abu Simbel, conteniendo la respiración. Han acudido allí para ser testigos de un excepcional acontecimiento que tiene lugar dos veces al año desde 30 siglos atrás.
En efecto, justo a las 6.29 h de la mañana, los rayos del astro solar penetran por la estrecha entrada del templo y recorren más de 70 metros en su interior, pasando entre los inmensos pilares de su vestíbulo, hasta iluminar con su luz resplandeciente la estatua situada al fondo del santuario del faraón Ramsés II, el soberano que ordenó su construcción en el siglo XIII a.d. C.
Tallado en una colina rocosa, el Templo del Sol Naciente se concibió para mostrar al pueblo nubio de la región del Alto Nilo el poderío del más grande de los faraones de Egipto. Con el correr del tiempo, este gran templo y sus dependencias subalternas fueron enterrados por la arena y quedaron sepultados durante siglos hasta su redescubrimiento en el año 1813. Este excepcional dechado de los conocimientos astronómicos y las técnicas arquitectónicas de la antigua civilización egipcia todavía se puede admirar hoy en día.
Algo más después de un siglo de su redescubrimiento, los vestigios más meridionales de la antigua civilización egipcia corrieron el peligro de ser abandonados y anegados por la crecida de las aguas del Nilo a causa de la construcción de la Gran Presa de Asuán. Concebido para fomentar el desarrollo de la agricultura, la economía y la independencia de Egipto, el proyecto de construcción de esta presa provocó un debate mundial que, a partir de ese momento, alimentó sin cesar las primeras planas de la prensa y las discusiones del público. ¿Se debía optar por la conservación de los monumentos de los muertos del pasado, o por la prosperidad económica de los vivos de hoy? ¿Por qué se debían prodigar atenciones a los vestigios de piedra y edificios de la antigüedad, cuando en el mundo contemporáneo había tantísima gente que pasaba hambre y necesitaba ayuda urgente?
En su campaña sin precedentes para salvaguardar los templos de Egipto, la UNESCO demostró por el contrario que la humanidad no debía sacrificar su pasado para que su presente fuera más próspero. En efecto, los monumentos de excepcional valor universal no sólo nos ayudan a comprender quiénes somos los seres humanos, sino que además nos ofrecen enormes posibilidades de desarrollo. Dos mil años después de que un autor y científico griego hiciera el famoso inventario de las siete maravillas del mundo, cobró vida la noción misma de Patrimonio Cultural Mundial.
La carrera contrarreloj para salvar los monumentos de Nubia comenzó en 1964, cuando la UNESCO empezó a coordinar la labor conjunta de expertos de 50 naciones para afrontar uno de mayores retos jamás planteados hasta entonces a la ingeniería arqueológica.
Todo el templo de Abu Simbel fue cortado con esmero en grandes bloques, que una vez desmontados, transportados y ensamblados se colocaron en un nuevo emplazamiento situado a 65 metros por encima de las aguas del Nilo y a unos 200 metros de su orilla.
Actualmente, las cuatro estatuas majestuosas que guardan la entrada del gran templo miran a diario fijamente al río y al sol naciente, tal y como lo hacían 3.000 años atrás.
El éxito de la cooperación internacional en el salvamento de Abu Simbel hizo cobrar al público conciencia de que por todo el mundo había sitios culturales y naturales de un excepcional valor universal que, como en el caso de los monumentos del valle del Nilo, debían ser protegidos contra los múltiples peligros que para ellos podrían suponer los conflictos armados, las destrucciones deliberadas, las presiones económicas, los desastres naturales y el cambio climático.
La Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, adoptada en 1972, es el instrumento jurídico internacional que consagró la noción de patrimonio mundial y agrupa a las naciones del planeta con el objetivo común de preservarlo. Rubricada por 194 Estados Miembros, esta convención es actualmente una de las que ha obtenido más ratificaciones en todo el mundo.
Más información sobre Abu Simbel: la campaña que revolucionó el enfoque internacional sobre la protección del patrimonio
El “patrimonio mundial” es una idea sencilla, pero revolucionaria: la de que el mundo alberga un patrimonio cultural y natural de valor universal que debe ser protegido conjuntamente por la humanidad como su legado indivisible.
Salvar los templos de Egipto y desmantelar, piedra a piedra, el templo de Abu Simbel a principios de la década de los sesenta fue un primer paso para el reconocimiento de esta idea. La UNESCO puso en marcha una campaña internacional para salvar los monumentos de Nubia de la crecida de las aguas del lago Nasser.
La construcción de la Presa Alta de Asuán en Egipto despertó una atención internacional sin precedentes respecto a la protección del patrimonio cultural.
Por entonces, muchas personas creyeron que tenían que elegir entre la cultura y el desarrollo, entre florecientes cosechas y las huellas de una historia gloriosa.
La UNESCO ha demostrado que podemos tener ambas cosas.
En 1965, el Honorable Russell E. Train colideró un movimiento en pro de la elaboración de una convención internacional que protegiera el patrimonio tanto cultural como natural, que se plasmó en la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Entendió la importancia del patrimonio como un baluarte contra los extremismos, como una fuerza para consolidar lo que él mismo llamó “un sentimiento de parentesco entre los seres humanos como parte de una comunidad única y global”.
La UNESCO reconoce los sitios naturales y culturales con un valor universal excepcional y los protege en beneficio de todos. Como base del diálogo y el entendimiento mutuo, la salvaguardia de nuestro patrimonio común constituye una responsabilidad compartida que requiere la colaboración de todos los Estados Partes, junto con la sociedad civil, las comunidades locales y el sector privado.
Por ejemplo, científicos de la Universidad Nicolaus Copernicus de Toruń, en Polonia, dirigen un proyecto para preservar las estatuas de la Isla de Pascua en Chile, conocida también por su nombre indígena como Rapa Nui que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995 con los criterios (i) (iii) y (v).
Hoy en día, la Convención ha alcanzado un carácter casi universal, y cuando terminó el año 2023 la UNESCO sigue ampliando el número de declaraciones del patrimonio de la humanidad, y ya son 1199 Sitios de Valor Cultural y Natural Excepcional, 677 elementos del Patrimonio Inmaterial, 748 Reservas de la Biósfera, 246 Ciudades Creativas y 195 Geoparques. La unión de todos esos puntos dibuja un nuevo mapa del mundo, un mapa para la paz y el diálogo.
“Actualmente, el mayor desafío al que nos enfrentamos ya no es solo salvar templos, sino dar respuesta a las presiones generadas por el cambio climático, la urbanización acelerada, el turismo de masas, el desarrollo económico y los desastres naturales, y también, en algunos casos, a la falta de fondos y capacidades apropiadas para preservar el patrimonio cultural.
Debemos crear y forjar nuevos modelos de financiación y nuevas alianzas, nuevos enfoques de gestión, nuevas formas de velar por que las diferentes partes interesadas sientan la responsabilidad de preservar colectivamente el patrimonio cultural.
Tenemos que compartir las mejores prácticas para proteger los monumentos, así como bienes más complejos, como paisajes culturales, ciudades históricas o sitios transfronterizos”, declaró la Exdirectora General de la UNESCO, Irina Bokova, en el 40º aniversario de la Convención del Patrimonio Mundial.
Debemos apoyarnos en el poder de ese patrimonio como fuente de identidad y cohesión en un tiempo de cambio. Esa es la razón del firme compromiso de la UNESCO con la salvaguardia y la promoción del patrimonio cultural y natural, en todas sus formas: material, inmaterial y documental. En un tiempo de limpieza y erradicación culturales y de saqueo de bienes culturales sin precedentes, la protección del patrimonio debe formar parte integrante de todo esfuerzo de consolidación de la paz.
Estrategia global
En 1994, el Comité del Patrimonio Mundial lanzó la Estrategia Global para una Lista del Patrimonio Mundial representativa, equilibrada y creíble. Su objetivo era garantizar que la Lista reflejara la diversidad cultural y natural del mundo de valor universal excepcional.
Veintidós años después de la adopción de la Convención de 1972 sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, la Lista del Patrimonio Mundial carecía de equilibrio en el tipo de bienes inscritos y en las áreas geográficas del mundo que estaban representadas.
Entre los 410 bienes, 304 eran sitios culturales y sólo 90 eran naturales y 16 mixtos, mientras que la gran mayoría está ubicada en regiones desarrolladas del mundo, especialmente en Europa.
Esta sección incluye los objetivos de la Estrategia Global, el análisis de su necesidad, los esfuerzos en curso y conferencias y estudios relacionados.
Los objetivos de la Estrategia Global
Al adoptar la Estrategia Global, el Comité del Patrimonio Mundial quería ampliar la definición de Patrimonio Mundial para reflejar mejor el espectro completo de los tesoros culturales y naturales de nuestro mundo y proporcionar un marco integral y una metodología operativa para implementar la Convención del Patrimonio Mundial.
Esta nueva visión va más allá de las definiciones estrechas de patrimonio y se esfuerza por reconocer y proteger sitios que son demostraciones sobresalientes de la coexistencia humana con la tierra, así como de las interacciones humanas, la coexistencia cultural, la espiritualidad y la expresión creativa.
Son cruciales para la Estrategia Global los esfuerzos para alentar a los países a convertirse en Estados Partes de la Convención, preparar Listas Indicativas y preparar nominaciones de bienes de categorías y regiones que actualmente no están bien representadas en la Lista del Patrimonio Mundial.
Análisis
Un estudio global llevado a cabo por ICOMOS entre 1987 y 1993 reveló que Europa, las ciudades históricas y los monumentos religiosos, el cristianismo, los períodos históricos y la arquitectura «elitista» (en relación con la lengua vernácula) estaban todos excesivamente representados en la Lista del Patrimonio Mundial; mientras que todas las culturas vivas, y especialmente las «culturas tradicionales», estaban subrepresentadas.
En su 28ª sesión en 2004, el Comité del Patrimonio Mundial revisó análisis más recientes de la Lista del Patrimonio Mundial y las Listas Indicativas preparadas por ICOMOS y UICN. Ambos análisis se llevaron a cabo sobre bases regionales, cronológicas, geográficas y temáticas para evaluar el progreso de la Estrategia Global.
El estudio de ICOMOS encontró que las razones de las lagunas en la Lista del Patrimonio Mundial se dividen en dos categorías principales: estructurales – relacionadas con el proceso de nominación del Patrimonio Mundial y con la gestión y protección de los bienes culturales; y cualitativo, relacionado con la forma en que se identifican, valoran y evalúan las propiedades.
El estudio de la UICN señaló que los sitios naturales y mixtos actualmente inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial cubren casi todas las regiones y hábitats del mundo con una distribución relativamente equilibrada. Sin embargo, todavía existen lagunas importantes en la Lista del Patrimonio Mundial para áreas naturales como: pastizales tropicales/templados, sabanas, sistemas lacustres, sistemas polares y de tundra, y desiertos fríos de invierno.
Esfuerzos en curso
Desde el lanzamiento de la Estrategia Global, 39 nuevos países han ratificado la Convención del Patrimonio Mundial, muchos de ellos de pequeños Estados insulares del Pacífico, Europa del Este, África y Estados árabes.
El número de países de todo el mundo que han firmado la Convención del Patrimonio Mundial en el transcurso de los últimos diez años ha aumentado de 139 a 178.
El número de Estados Partes que han presentado Listas Indicativas que cumplen con el formato establecido por el Comité ha aumentado de 33 a 132.
También se han impulsado nuevas categorías para los sitios del Patrimonio Mundial, como las categorías de paisajes culturales, itinerarios, patrimonio industrial, desiertos, sitios marino-costeros y pequeñas islas.
Se han celebrado importantes conferencias y estudios temáticos destinados a implementar la Estrategia Global en África, las subregiones del Pacífico y Andina, las regiones árabe y caribeña, Asia central y el sudeste asiático.
Estos estudios bien enfocados se han convertido en guías importantes para la implementación de la Convención del Patrimonio Mundial en estas regiones.
En un esfuerzo por realzar aún más las categorías de sitios subrepresentados y mejorar la cobertura geográfica, el Comité del Patrimonio Mundial ha decidido recientemente limitar el número de nominaciones que puede presentar cada Estado Parte y el número de nominaciones que revisará durante su sesión, lo que veníamos publicando desde hacía mucho tiempo en patrimonioactual.com, que algunos continentes como el europeo estaba sobre dimensionado, y en una conversación con la actual Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay nos comentó que los nombramientos se debían dirigir hacia los continentes con menos declaraciones pero mucho potencial para ser declarados Patrimonio de la Humanidad, pero muy poco valorados, incluso por sus propios gobiernos.
El Comité del Patrimonio Mundial trabaja en cooperación con todos los Estados Partes en la Convención del Patrimonio Mundial, así como con sus tres órganos asesores: ICOMOS, UICN e ICCROM, para lograr mayores avances en la diversificación de la Lista del Patrimonio Mundial y hacerla verdaderamente equilibrada y representativa del patrimonio mundial.
Celebraron en Egipto el 40 aniversario de la Campaña de Nubia
El 10 de marzo de hace cuatro años tuvo lugar en el Museo Nacional de la Civilización Egipcia (NMEC) en Fustat, El Cairo (Egipto), una celebración del 40.º aniversario de la finalización de la Campaña Internacional para Salvar los Monumentos de Nubia.
La Campaña Internacional se lanzó en 1960 para reubicar y reensamblar seis grupos de monumentos en Nubia amenazados por el lago artificial creado por la Alta Presa de Asuán en la nueva ubicación. La Campaña duró veinte años y finalizó el 10 de marzo de 1980.
En su discurso de bienvenida, el Dr. Fariz, Director de la Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO en los Estados Árabes, llamó la atención sobre el impacto de la Campaña que iba mucho más allá de Egipto, inspirando la preparación y adopción de la Convención del Patrimonio Mundial. Reiteró que la Campaña seguía siendo un faro de solidaridad internacional en la protección del patrimonio y un ejemplo destacado de cooperación internacional exitosa entre la UNESCO, el Gobierno de Egipto (uno de los miembros fundadores de la UNESCO) y la humanidad en general.
Después el Dr. Khaled El Anany, Ministro de Turismo y Antigüedades, pronunció un discurso de bienvenida y una presentación magistral. El Ministro presentó cómo la comunidad internacional apoyó esta Campaña extraordinaria brindando asistencia financiera y técnica, rescatando más de 20 monumentos y un complejo arquitectónico, incluidos los templos de Abu Simbel y Philae, y dando ejemplo de solidaridad internacional basada en la comprensión de la naturaleza universal. del patrimonio y la importancia de su conservación y transmisión.
El evento en NMEC brindó una oportunidad para renovar el compromiso de la comunidad internacional con la importancia de la preservación del patrimonio para el desarrollo sostenible y para las generaciones futuras.
¿Cómo se inscribe un sitio en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO?
Para que se inscriba un sitio en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, su candidatura debe proponerla el país en el que éste se halle. Un grupo de expertos internacionales examina la propuesta y dictamina si se justifica la inclusión del sitio en la Lista.
Por último, el Comité del Patrimonio Mundial, un órgano compuesto por 21 Estados Miembros de la UNESCO elegidos de forma rotatoria, decide por votación si se acepta o no la inscripción.