Otro fenómeno provocado por el viento solar que podría ser observado por Solar Orbiter son los aumentos en el campo magnético interplanetario
Estos eventos son poco comunes y se caracterizan por un aumento en la magnitud del campo magnético heliosférico y por un cambio en su dirección. Aunque la comunidad científica aún desconoce las causas exactas de estas alteraciones en el campo magnético, varios estudios sugieren que son producidas por la interacción entre el viento solar y las colas de polvo de cometas y asteroides.
Finalmente, si los instrumentos de Solar Orbiter son capaces de detectar material emitido por el cometa ATLAS, será una ocasión única gracias su sofisticada instrumentación in situ que consta de detectores para la observación de partículas y eventos en las inmediaciones de la nave, incluidas partículas cargadas y campos magnéticos del viento solar, ondas magnéticas y de radio del viento solar, y partículas cargadas de energía.
El cometa
El 28 de diciembre de 2019 fue descubierto el cometa C/2019 Y4 (ATLAS) por el Telescopio ATLAS-2 en Hawai (EE. UU.), que alcanzará su distancia más cercana al Sol, su perihelio, a 0,253 unidades astronómicas (ua) dentro de la órbita de Mercurio, alrededor del 31 de mayo de 2020, seis horas antes de que el cometa cruce el plano eclíptico (plano de movimiento de la Tierra alrededor del Sol). Su máxima aproximación a la Tierra (0,78 ua) ocurrirá el próximo 23 de mayo.
Durante los primeros meses de 2020, el cometa ATLAS presentó un gran aumento en su actividad, lo que sugería que podría volverse muy activo cuando estuviera más cerca del Sol. Sin embargo, alrededor de 70 días antes de alcanzar su perihelio, el cometa comenzó a desvanecerse y su núcleo sufrió fragmentación. Los fragmentos del C/2019 Y4 (ATLAS, han sido observados con detalle por el Telescopio Espacial Hubble los días 20 y 23 de abril. Observaciones actuales muestran que todavía están activos y podrían sobrevivir hasta llegar a su perihelio, aunque con tasas de producción de gas y polvo más bajas de las previstas.
Los fragmentos del C/2019 Y4 (ATLAS), así como los de cualquier cometa que se desintegra, siguen la misma órbita del objeto original y apenas se separan unos pocos miles de kilómetros. En ningún caso, modifican su trayectoria sustancialmente y no representan ningún tipo de peligro.
La misión Solar Orbiter
La misión Solar orbiter se prolongará, inicialmente, durante 7 años, en los que la nave espacial obtendrá imágenes nunca antes vistas de nuestra estrella más cercana.
Solar Orbiter tratará de responder a las grandes preguntas de la ciencia sobre el sistema solar para entender la forma en que nuestra estrella crea y controla la gigantesca burbuja de plasma que la rodea, conocida como Heliosfera, y cómo influye en los planetas contenidos en ella. Se concentrará en cuatro grandes áreas de Investigación: el viento solar y el campo magnético de la corona; los fenómenos solares repentinos y sus efectos; las erupciones solares y las partículas energéticas que producen y la generación del campo magnético del Sol.
Para ello, Solar Orbiter lleva un total de diez instrumentos científicos, cuatro in situ y seis de detección remota. Los instrumentos in situ miden las condiciones que rodean a la propia nave, mientras que los de detección remota miden qué ocurre a larga distancia, en el mismo Sol. Los datos obtenidos con ambos grupos de instrumentos se combinarán para construir una imagen completa de lo que está ocurriendo en la corona y el viento solar.
El Detector de Partículas Energéticas
El Energetic Particle Detector (EPD) es el instrumento de Solar Orbiter encargado de estudiar la composición, los flujos y las variaciones de las partículas energéticas emanadas por el Sol. Será capaz de caracterizar sus propiedades físicas sobre un intervalo energético muy amplio, con el objetivo de determinar su origen, sus mecanismos de aceleración y sus procesos de transporte hasta cualquier punto de la Heliosfera y contribuir así a entender la relación entre lo que ocurre en el Sol y los fenómenos que observamos en el medio Interplanetario, por ejemplo, el efecto de las tormentas solares en la magnetosfera terrestre o en las capas superiores de nuestra atmósfera. EPD junto con el instrumento SOPHI son la principal contribución científica española a Solar Orbiter.
EPD está liderado por Javier Rodríguez-Pacheco, catedrático de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Alcalá (UAH), como parte de un consorcio en el que también participan la Universidad de Kiel (Alemania) y la Universidad Johns Hopkins (EE. UU.). El instrumento EPD ha sido financiado por el MCIU-FEDER, DLR, ESA y NASA.