Con Rizomas de Vida, la UNESCO reafirma su compromiso con la equidad de género y el empoderamiento femenino, promoviendo soluciones sostenibles desde y para las comunidades
Con convicción y esperanza, Mónica Patricia Pichán, una de las participantes del proyecto Escuela de Mujeres Recolectoras y Pescadoras Rizomas de Vida, comparte su experiencia en esta iniciativa que ha marcado un antes y un después en su vida y en la de muchas otras mujeres vinculadas al ecosistema del manglar.
Este programa, impulsado por la UNESCO en apoyo a la iniciativa de la Coordinadora Nacional para la Defensa del Ecosistema Manglar (C-CONDEM) y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), ha sido un ejemplo de acción efectiva para la equidad de género y el desarrollo sostenible.
En su primera fase, esta escuela brindó a decenas de mujeres herramientas para enfrentar desafíos cruciales como la violencia de género, el cambio climático y la reconfiguración de sus territorios.
A través de espacios de reflexión, formación y acción, las participantes fortalecieron sus conocimientos sobre el manejo comunitario del ecosistema y adquirieron nuevas habilidades para compartir sus historias y luchas mediante la alfabetización digital.
En el marco del proyecto, Mónica Patricia y sus compañeras visitaron el estuario de Manglares del sistema Muisne – Cojimíes, en Esmeraldas, donde conocieron a la Asociación Virgen de las Lajas de la isla de Bolívar. Allí, aprendieron de primera mano sobre la restauración del manglar y la lucha de estas mujeres pioneras en la defensa de este ecosistema.
La experiencia incluyó prácticas de reforestación, intercambios sobre soberanía alimentaria y talleres de planificación comunitaria, todos con un enfoque de género y respeto por los saberes tradicionales.
Gracias al apoyo de la UNESCO, dos participantes de la escuela pudieron trasladar estos aprendizajes a la Reserva de Biosfera del Macizo del Cajas, asegurando la continuidad y expansión del conocimiento adquirido.
De esta manera, Rizomas de Vida no solo ha fortalecido la voz de las mujeres en sus comunidades, sino que ha sentado las bases para que ellas se conviertan en agentes clave del cambio social y ambiental.
El testimonio de Mónica Patricia Pichán es un reflejo del impacto positivo de esta iniciativa: «Ahora sabemos que nuestras historias importan, que nuestra lucha es parte de un movimiento más grande. Nosotras, las mujeres del manglar, estamos listas para liderar el cambio».
Este proyecto es una muestra clara de que, cuando las mujeres son protagonistas del desarrollo, el impacto se multiplica, asegurando un futuro más justo y resiliente para todas y todos.