Más de cinco años de conflicto han dejado a los yemenitas “colgando de un hilo, su economía se desgarra” y sus instituciones están “al borde del colapso”, dijo el jefe de la ONU, Antonio Guterres en una conferencia virtual
Se trata de recabar fondos que ayuden a aliviar la crisis humanitaria en Yemen, en la que llamó a la solidaridad con una de las poblaciones más pobres y vulnerables.
“Cuatro de cada cinco personas en Yemen, es decir 24 millones, necesitan asistencia para sobrevivir en la que sigue siendo la mayor crisis humanitaria del mundo”, dijo este martes el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en una conferencia virtual de donantes para el país árabe.
Al término del evento, la comunidad internacional de donantes se comprometió a aportar 1350 millones de dólares para ayudar a la paliar la tragedia humanitaria de una nación en la que dos millones de niños sufren desnutrición aguda.
Desde el principio de este año, unas 80.000 personas más debieron abandonar sus hogares para aumentar la cuenta de desplazados a casi cuatro millones, el cólera continúa amenazando vidas con 110.000 infectados en lo que va de 2020 y las recientes inundaciones han elevado el riesgo de malaria y dengue.
A partir de 2015, Yemen se enfrascó en un conflicto armado entre una coalición liderada por Arabia Saudita que respalda al gobierno reconocido internacionalmente y que tiene base en el sur del país, y el movimiento houthi, llamado Ansar Allah, con bastiones en el norte y con el control de la capital del país, Sana´a.
La amenaza del coronavirus
El 10 de abril, Yemen reportó el primer caso confirmado de la COVID-19, una nueva calamidad para una población de por sí debilitada por la guerra y con un sistema de salud a un paso del derrumbe.
Después de esa fecha, los casos se han multiplicado por cientos, aunque la bajísima cantidad de pruebas disponibles indica que la mayoría de los contagiados quedan sin contarse.
António Guterres afirmó que hay muchas razones para creer que Yemen ha llegado a la fase de transmisión comunitaria del coronavirus.
Carrera contra el tiempo
Las informaciones indican que la tasa de mortalidad por COVID-19 en Aden, el principal puerto del país, es una de las más altas del mundo. “Y eso es sólo una señal de lo que viene si no actuamos ahora”, advirtió Guterres.
Subrayó que aún las medidas de salud más simples son complicadas en un país donde el 50% de la población carece de agua limpia para lavarse las manos, además de que las instalaciones sanitarias no funcionan; hay escasez de material para testeo, oxígeno, ambulancias y equipo de protección; los trabajadores de salud han sido muy afectados por el virus; y no hay un suministro suficiente de electricidad para los hospitales.
“Frenar el COVID-19 además de atender la emergencia humanitaria requiere una acción urgente. Debemos mantener la principal operación de asistencia, que ya está en curso, mientras desarrollamos nuevos programas de salud para combatir el virus y fortalecer los sistemas sanitarios. Y todo eso precisa financiamiento”, puntualizó el Secretario General.
Elevar la apuesta
Las agencias de socorro estiman que hacen falta 2410 millones de dólares para cubrir las necesidades esenciales de los yemenitas hasta fin de año. Esto incluye los programas de combate al COVID-19.
“No hay tiempo que perder”, enfatizó el Secretario General.
Luego de resaltar que las víctimas civiles han aumentado mes tras mes este año y que más de 500 personas han sido muertas o heridas de enero a la fecha, Guterres reiteró su llamado a un alto el fuego y aseveró que poner fin a la guerra es “la única vía” para empezar a resolver la crisis sanitaria, humanitaria y de desarrollo humano que afectan a Yemen.
“Los yemenitas necesitan desesperadamente la paz”, concluyó el líder de la ONU.
Situación catastrófica
Tras cinco años de colapso económico, destrucción de infraestructura, hambre, enfermedad y desplazamiento, la COVID-19 es la más reciente embestida a un país devastado por la guerra, apuntó el coordinador humanitario de las Naciones Unidas, Mark Lowcock.
“La situación en Yemen es catastrófica”, sostuvo, y explicó que el coronavirus se propaga velozmente, con datos que apuntan a una tasa mucho más alta de enfermedad grave y muerte que en muchos otros países.
Lowcock informó que el hacinamiento y las instalaciones médicas sin suministros dejan a la gente sin protección. “Es el saldo de más de cinco años de guerra en Yemen. El sistema de salud está colapsado”, puntualizó.
Sin embargo, el mundo le ofrece menos ayuda que el año pasado, lamentó el titular de la Oficina para Asuntos Humanitarios.
Agencias de asistencia
Cada mes, la ONU y sus socios distribuyen asistencia humanitaria a más de diez millones de personas en todo el país, lo que ha ayudado a Yemen a capear la hambruna, contener la propagación del mayor brote de cólera de la historia y apoyar a las familias que huyen de la violencia, indicó Lowcock.
Los organismos de auxilio también trabajan para detener el avance del COVID-19 proveyendo suministros básicos para ayudar a millones de personas a protegerse.
“Entregar ayuda en Yemen nunca es fácil y necesitamos mucho más esfuerzo de todos si queremos seguir haciendo esta labor”, alertó mientras hizo hincapié en que el “mayor desafío es el dinero”.
Más de 30 de los 41 programas de la ONU en Yemen tendrán que cerrar en pocas semanas si no reciben fondos adicionales.
En la orilla del abismo
Lowcock sentenció que “las promesas no salvan vidas a menos que se conviertan en realidad”, destacando que, hasta ahora, la mayoría de los compromisos no se han cumplido.
El coordinador humanitario describió la situación de Yemen como “la orilla del abismo, a un paso de desplomarse y lo que hay al fondo del barranco es una tragedia de proporciones históricas”. Por ello, pidió a todos los donantes que cumplan pronto sus promesas del año pasado para que la ayuda siga fluyendo hacia donde hay más necesidad.
Acotó que cortar los fondos aludiendo a quién tiene el control del país equivale a un castigo colectivo a la gente inocente y vulnerable, “a la gente que no tiene culpa de quién haya tomado el control del lugar donde vive”.