Como la principal fuente multilateral de financiamiento para el sector hídrico en los países en desarrollo, el Banco Mundial se ha comprometido a proteger el agua para las personas y el planeta
Además, impulsa el desarrollo económico, apoya los ecosistemas saludables y es fundamental para la vida.
Alrededor de 2000 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura, 3600 millones no cuentan con servicios de saneamiento seguros y 2300 millones carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos.
Las brechas en el acceso a fuentes de abastecimiento de agua y saneamiento, el crecimiento demográfico, el uso intensivo de agua, la mayor variabilidad de las precipitaciones y la contaminación son factores que se conjugan en muchos lugares transformando al agua en uno de los principales riesgos para el progreso económico, la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible.
En el mundo interconectado y en rápido crecimiento que vemos hoy, las consecuencias de dichas tensiones son de carácter local, nacional, transfronterizo, regional y mundial. Las repercusiones afectarán de forma desproporcionada a los más pobres y los más vulnerables.
El cambio climático se manifiesta a través del agua. Nueve de cada 10 desastres naturales se relacionan con el agua. Los riesgos climáticos vinculados con el agua se propagan a través de los sistemas alimentarios, energéticos, urbanos y ambientales. Si se quieren lograr los objetivos relacionados con el clima y el desarrollo, el agua debe estar en el centro de las estrategias de adaptación.
Para orientar una eficaz adaptación al cambio climático, las actividades deben reflejar la importancia de la gestión hídrica a la hora de reducir la vulnerabilidad y crear resiliencia climática, priorizando las siguientes medidas:
- Ampliar la gestión integrada de los recursos hídricos más allá de los enfoques tradicionales. Los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero también dependen del acceso a fuentes de agua confiables, ya que todas las acciones de mitigación requieren agua para dar resultados.
- Promover inversiones y soluciones que incorporen la gestión de la “infraestructura natural” —los servicios ecosistémicos proporcionados por cuencas y litorales saludables— y sus beneficios para un desarrollo resiliente al clima de los sectores de la energía y de los alimentos.
- Apoyar acciones en mayor escala para generar resiliencia climática combinando la gestión de cuencas, la infraestructura sostenible, y el empoderamiento y el aprendizaje a través de instituciones flexibles.
El crecimiento económico depende en gran medida del agua. El agua es un factor vital para la producción, por lo que la reducción de sus existencias puede traducirse en una desaceleración del crecimiento económico. Las tasas de crecimiento económico de algunas regiones podrían disminuir en hasta un 6 % del PIB en 2050, como consecuencia de pérdidas vinculadas con el agua en la agricultura, la salud, los ingresos y la prosperidad. Asegurar un suministro suficiente y constante de agua en un contexto de creciente escasez será esencial para alcanzar los objetivos mundiales de alivio de la pobreza.
- Optimizar el uso del agua a través de mejoras en la planificación y los incentivos ayudará a mejorar el bienestar y aumentará el crecimiento económico. Si se implementan y fiscalizan bien instrumentos económicos como los permisos y los precios del agua se puede mejorar la gestión y la protección de los recursos hídricos.
- Por lo tanto, es vital ampliar el suministro y la disponibilidad de agua donde se pueda y corresponda. Esto incluye inversiones en almacenamiento, reciclaje y reutilización de agua y, si es viable, desalinización. Estas intervenciones deben ir acompañadas de políticas que promuevan la eficiencia en el consumo del agua y mejoren su distribución.
- Otra de las principales prioridades es lograr que las economías sean “impermeables” para limitar el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos y la incertidumbre. Una mejor planificación urbana, la ampliación de los programas de seguros de cosechas para proteger a los agricultores y la participación ciudadana contribuirán a generar capacidad de adaptación y a reducir los impactos económicos de acontecimientos adversos.
El agua es crucial para determinar si el mundo alcanza o no los Objetivos de Desarrolla Sostenible (ODS). Se requiere un cambio fundamental en la manera cómo se comprende, valora y gestiona el agua.
- Comprender el agua significa tomar decisiones basadas en pruebas utilizando datos consolidados.
- Valorar el agua significa reconocer los valores que la sociedad le asigna al agua y a sus usos, considerándolos en las decisiones políticas y comerciales, incluidas aquellas sobre la fijación de precios adecuados del agua y los servicios de saneamiento.
- Gestionar el agua significa adoptar enfoques integrados para la gestión de los recursos hídricos a nivel local, nacional y regional.
El agua es esencial para el crecimiento inclusivo. El agua pertenece a todos, sin embargo muchos no se benefician de este recurso. Garantizar que el agua se distribuye de forma equitativa y sostenible requiere un enfoque inclusivo.
Las mujeres, los jóvenes, las personas con discapacidad, los grupos indígenas y otros grupos subrepresentados y marginados necesitan acceso y representación en el sector hídrico. Los factores que impulsan la exclusión de estos grupos se están intensificando: se estima que el cambio climático obligará a más de 140 millones de personas a migrar dentro de sus países para 2050.
En las empresas de agua y saneamiento, menos de 1 de cada 5 trabajadores son mujeres, y en el sector del agua, menos de 1 de cada 4 ingenieros o gerentes son mujeres. Aumentar la participación de las mujeres en todos los niveles beneficia a las mujeres, la comunidad y las organizaciones.
En el mundo, alrededor de 500 millones de mujeres, niñas y otras personas que menstrúan tienen dificultades para acceder a productos para la menstruación o a espacios seguros, privados e higiénicos para usar dichos productos. La falta de asequibilidad o accesibilidad, junto con el estigma asociado con la menstruación en muchas sociedades, tiene efectos negativos de gran alcance, limitando severamente la participación en la vida pública.
El agua no conoce fronteras. Se necesita cooperación transfronteriza para compartir este recurso vital, que es esencial para el bienestar económico de regiones enteras. Más de 3000 millones de personas dependen de cuencas fluviales transfronterizas para satisfacer sus necesidades, pero no existen marcos para resolver controversias en el 60 % de las 310 cuencas fluviales internacionales que hay en el mundo. Se espera que aumenten los riesgos climáticos y de contaminación (ya elevados) en numerosas cuencas transfronterizas.
El Banco Mundial trabaja con los clientes para establecer instituciones, procesos de diálogo y sistemas de información sólidos que permitan respaldar la gestión de los recursos transfronterizos. Dada la creciente presión sobre las fuentes comunes de suministro de agua, el desarrollo de acuerdos de cooperación beneficiará a todos.
Las inversiones inteligentes en agua limpia y saneamiento ayudan a prevenir muertes innecesarias y transformar vidas. Los niños más saludables se convierten en adultos más sanos que pueden hacer una mayor contribución a la economía. Este principio constituye la base del Proyecto de Capital Humano del Banco Mundial.
El saneamiento es crucial para la salud, el crecimiento económico y el medioambiente. La inversión en saneamiento se traduce en proteger la salud humana, invertir en las personas y transformar vidas.
Aproximadamente 446 000 niños menores de 5 años mueren debido a enfermedades diarreicas relacionadas con servicios deficientes de agua, saneamiento e higiene (WASH). Este número representa el 9 % de los 5,8 millones de muertes de niños menores de 5 años.
La gestión segura de los servicios de agua, saneamiento e higiene es una parte esencial para prevenir enfermedades y proteger la salud humana durante brotes infecciosos, como la reciente pandemia de la COVID-19.
Según una reseña técnica de la OMS/Unicef sobre WASH y la gestión de desechos durante la COVID-19: “El lavado frecuente y adecuado de las manos es una de las medidas más importantes que se pueden usar para prevenir la infección por el virus causante de la COVID-19.
Los servicios de WASH deben facilitar que la higiene de las manos sea más frecuente y regular mejorando las instalaciones y utilizando técnicas de cambios de conducta de eficacia comprobada”. Estos esfuerzos también ayudan a prevenir otras enfermedades infecciosas mortales, como el cólera, la disentería, la hepatitis A y la fiebre tifoidea.
Se requiere compromiso político y liderazgo e innovaciones y avances tecnológicos en la prestación de servicios y los modelos de financiamiento para ayudar a los Gobiernos a lograr el ODS 6.2, esto es dar acceso equitativo a servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos a más tardar en 2030.