Luis Planas afirma que la Dieta Mediterránea constituye nuestro pasaporte de presentación al mundo de unos alimentos sanos y seguros
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, inauguró el acto conmemorativo del X aniversario de la declaración de la Dieta Mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, organizado por la Fundación Dieta Mediterránea, en el Museo Nacional del Prado.
El ministro ha recalcado que la Dieta Mediterránea constituye «nuestro pasaporte» de presentación ante el mundo de unos productos sanos y seguros, que forman parte de una dieta equilibrada, símbolo del trabajo milenario de agricultores, ganaderos y pescadores. Productos como el aceite de oliva, el vino, las carnes, los productos pesqueros o las frutas y hortalizas, reflejan este buen hacer.
Todo ello situado en el marco del paisaje mediterráneo, marcado por los cultivos, donde «la palmera, el olivo, el naranjo o el almendro nos dan no sólo alimentos, sino también un lugar de vida, convivencia y de futuro».
Planas ha subrayado el gran significado que tiene esta declaración, por la historia, la cultura y la alimentación que están detrás la Dieta Mediterránea, «dimensiones que en sí mismas merecerían ese reconocimiento».
También ha apuntado que la crisis sanitaria derivada de la COVID-19 está demostrando el papel central que tiene la alimentación para las familias y la sociedad en su conjunto.
Disponer de alimentos sanos y seguros, en cantidad y calidad suficientes, es una preocupación de todas las sociedades, y en momentos como el actual, el sector agroalimentario está demostrando una gran capacidad de resistencia para cumplir con su cometido.
Sobre la dieta mediterránea
Inscrito en 2013 por la UNESCO en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, es compartido por Chipre, Croacia, España, Grecia, Italia, Marruecos y Portugal
La dieta mediterránea comprende un conjunto de conocimientos, competencias prácticas, rituales, tradiciones y símbolos relacionados con los cultivos y cosechas agrícolas, la pesca y la cría de animales, y también con la forma de conservar, transformar, cocinar, compartir y consumir los alimentos.
El acto de comer juntos es uno de los fundamentos de la identidad y continuidad culturales de las comunidades de la cuenca del Mediterráneo.
Es un momento de intercambio social y comunicación, y también de afirmación y renovación de los lazos que configuran la identidad de la familia, el grupo o la comunidad.
Este elemento del patrimonio cultural inmaterial pone de relieve los valores de hospitalidad, buena vecindad, diálogo intercultural y creatividad, así como un modo de vida que se guía por el respeto de la diversidad.
Además, desempeña un papel esencial de factor de cohesión social en los espacios culturales, festejos y celebraciones, al agrupar a gentes de todas las edades, condiciones y clases sociales.
También abarca ámbitos como la artesanía y la fabricación de recipientes para el transporte, conservación y consumo de alimentos, como platos de cerámica y vasos.
Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la transmisión de las competencias y conocimientos relacionados con la dieta mediterránea, salvaguardando las técnicas culinarias, respetando los ritmos estacionales, observando las fiestas del calendario y transmitiendo los valores de este elemento del patrimonio cultural a las nuevas generaciones.
Por su parte, los mercados locales de alimentos también desempeñan un papel fundamental como espacios culturales y lugares de transmisión de la dieta mediterránea en los que la práctica